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Turquía obtiene el pleno apoyo de la OCDE en su carrera hacia Europa

Erdogan: "Nosotros hemos hecho los deberes. A la UE le toca ahora hacer los suyos"

En su carrera hacia la meta de convertirse en miembro de la Unión Europea, Turquía recibió ayer el empujón del club de los 30 países más desarrollados del mundo, agrupados en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Un informe elogioso para la economía turca fue completado por el secretario general del organismo, Donald Johnston, con un apoyo expreso de la candidatura de ese país a la Unión Europea.

Los parabienes fueron recogidos en París por el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, consciente del grado de presión que implican para la apertura de negociaciones con la UE.

Con menos precauciones de las habituales, el secretario general de la OCDE afirmó que la adhesión de Turquía a la Unión Europea debería hacerse "en interés de ambos". El consejo del organismo internacional -con base en París- aparece antes de la reunión prevista en Berlín entre Erdogan; el canciller alemán, Gerhard Schröder, y el presidente francés, Jacques Chirac, juzgada importante de cara al Consejo Europeo del 17 de diciembre, que tiene en las manos la patata caliente de aprobar la fecha de apertura de negociaciones de adhesión con Turquía.

Erdogan criticó ayer la decisión de Chirac de someter a referéndum el ingreso de Turquía en la UE, porque "no figura en los criterios de adhesión" pedidos a otros países. Las negociaciones entre Ankara y Bruselas han de comenzar "sin demora" y desembocar en una "adhesión plena", sin medias tintas. "Nosotros hemos hecho los deberes", puntualizó Erdogan. "Ahora le toca a la Unión Europea hacer otro tanto".

Erdogan intenta demoler las resistencias de algunos sectores, principalmente de Francia, donde la mayoría de la opinión pública rechaza que los turcos puedan convertirse en europeos, tanto por razones religiosas como por el peso que tendría en la UE un país más poblado que el suyo y la posibilidad de que aumente la fuga de empresas (y por lo tanto, la pérdida de empleos).

Sin embargo, ninguno de estos argumentos forma parte de los criterios formales exigidos para la adhesión a Europa. La OCDE respalda la idea de que los criterios económicos solicitados van por el buen camino, reconociendo, en sustancia, la rapidez con que Turquía moderniza sus estructuras económicas.

Lo que Erdogan calificó de "revolución silenciosa" se desgrana entre la frialdad de las estadísticas y análisis publicados por la OCDE, que atribuyen a Turquía el mayor índice actual de crecimiento de los 30 países miembros de esta organización. Para el año próximo se prevé un aumento del producto interior bruto (PIB) de un 8%, tras haber crecido el 6% en 2003 y el 8% en 2002. La inflación, que era del 54% en 2001, caerá el año próximo por debajo del 10%, según las previsiones.

La OCDE advierte a Turquía de que le queda mucho camino por recorrer hasta converger con los principales países. Más del 50% del empleo total del país se encuentra en la economía sumergida, en un país cuya productividad apenas rebasa, oficialmente, un tercio de la media de la OCDE.

Los autores del informe sobre Turquía dicen que este país se encuentra en una "encrucijada", por lo cual le animan a profundizar en las "ambiciosas" reformas emprendidas, reforzar la confianza y reformar el gasto público para orientarlo hacia los servicios públicos fundamentales, la educación y la justicia.

Presionado con preguntas sobre el Código Penal de su país y la falta de reconocimiento del genocidio armenio de 1915, Erdogan intentó restar importancia a todo ello. De paso, confirmó que no retirará sus tropas de Chipre, puesto que la comunidad "del sur de la isla" (la grecochipriota, única reconocida por la comunidad internacional) ha rechazado en un referéndum el plan de reunificación del secretario general de la ONU, Kofi Annan, y se ha convertido, "paradójicamente", en miembro de pleno derecho de la UE.

Erdogan finalizó su aserto con un vibrante llamamiento a la necesidad de que la Unión Europea llegue a ser un "actor mundial de primera línea", para lo cual, en su opinión, le falta Turquía.

El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, ayer en la OCDE.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, ayer en la OCDE.AP

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