Zapatero y el Sáhara
Dice el señor Zapatero, en la entrevista del domingo 17 y a propósito del Sáhara, que llevamos 30 años sin solución. No es exactamente cierto, más bien lo cierto es que las soluciones como el Plan Baker no han sido aplicadas, pero demos por bueno el argumento. Ahora bien, decir que "los principios que han defendido aquí unos y otros no han transformado nada las cosas" coloca al mismo nivel dos posiciones totalmente distintas. De una parte, la legalidad internacional expresada en todas y cada una de las resoluciones de las Naciones
Unidas a favor del cierre definitivo de un asunto de descolonización, que es la posición del conjunto de la comunidad internacional, y de otra, la posición caprichosa y oficial de las autoridades reales marroquíes de no aceptar ni una sola de esas resoluciones, ni siquiera las libre y previamente asumidas por ellos como el Plan Baker, en pro de conseguir la anexión de un territorio que no les pertenece. Por no aceptar, ni siquiera aceptan la lógica subyacente en el argumento de Zapatero de promover acuerdos directos entre las partes saharaui y marroquí, pues difícilmente se pueden producir estos acuerdos si se niega la existencia y la posibilidad incluso de reunirse. Si ésos son los argumentos que su Gobierno aporta a Marruecos y Frente Polisario para ayudarles a conseguir un acuerdo, no es de extrañar que hoy las autoridades marroquíes bailen entusiasmadas a su alrededor y sin embargo los saharauis lloren desconsolados por la nueva traición española que adivinan.
Simplemente como amigo del pueblo saharaui mantengo que estas declaraciones suponen un error garrafal, pues dejan al pueblo saharaui a la intemperie política y producen riesgos de nuevos enfrentamientos en la región. Entiendo los argumentos encaminados a proteger los intereses españoles, entiendo también la necesidad de ayudar a Marruecos en su difícil transición. Pero que una vez más el pagano de tantas necesidades "superiores" sea el pueblo saharaui me produce tristeza y pena. No se puede convertir un dossier de descolonización en un expediente de encaje autonómico, y además sin garantías de cumplimiento.
El señor presidente debe percatarse de que este tema del Sáhara conmueve a miles de ciudadanos españoles de una manera muy particular por un profundo deseo de ayudar a un pequeño pueblo que no se merece el abandono y la traición una vez más.
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