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Maragall pide inversiones a China y garantiza que no se producirán estallidos como los de Elche

El presidente de la Generalitat anima a las empresas catalanas a invertir en el extranjero

Francesc Valls

El humo del atentado contra un almacén de zapatos el pasado 16 de septiembre en Elche aún se respiró ayer en las entrevistas que el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, mantuvo en Pekín. En este viaje de tres días de duración a China, que comenzó ayer, el Ejecutivo catalán tiene el objetivo confeso de atraer inversiones de esta potencia asiática, que crece a un ritmo del 9% del PIB anualmente y que espera su año olímpico -2008- para lanzar a sus 20 grandes multinacionales. Pero la inversión quiere seguridad y por eso Maragall afirmó que en Cataluña "estamos alerta" para que estas situaciones no lleguen a producirse.

Aunque el nombre de la ciudad alicantina no llegó a pronunciarse, en China existe preocupación por cómo son tratados sus intereses en España. Por eso la comitiva catalana debió esforzarse en subrayar el mensaje de seguridad. Y tuvo que hacerlo en la primera entrevista de la jornada: la que el presidente mantuvo con el viceministro de Asuntos Exteriores de China, Li Hui. El representante del Gobierno chino habló de luces y sombras en las relaciones. Horas después, Maragall aseguraba en conferencia de prensa: "En Cataluña las relaciones con la colonia china son excelentes; los chinos de Santa Coloma de Gramenet [donde son el segundo contingente migratorio] lo único que hacen es trabajar y trabajar".

"Debemos acostumbrarnos a la idea de que las empresas chinas estén presentes en Cataluña; queremos que vengan muchas y que sean importantes", destacó el presidente catalán. Arropado por el jefe de la oposición, Artur Mas, y por dos consejeros -el de Economía, Antoni Castells, y el de Trabajo e Industria, Josep Maria Rañé-, Maragall expresó su deseo de que la economía catalana salga fuera, porque "para estar bien en casa, hay que estar en el mundo". Ahí glosó la presencia de proyectos catalanes en China, que cuentan desde 1993 con el escudo del Consorcio de Promoción Comercial de Cataluña en Pekín (Copca), cuya sede fue ampliada ayer mismo. Pero lo hecho no es suficiente. Hay que ir más lejos, manifestó un Maragall insistente en su tesis sobre la mala y la buena deslocalización.

La buena deslocalización, según el presidente de la Generalitat, es la que consiste en que las empresas catalanas deben llevar fuera "algunos de sus procesos productivos". La mala es que para hacerlo se lleven sus centros de investigación y dirección.

Pero para tanto viaje de ida y vuelta, la situación no es buena como debería. Así se puso de manifiesto en la entrevista que Maragall mantuvo por la tarde con el ministro chino de Comercio, Bo Chilar. "Debemos incrementar los vuelos entre Cataluña y China", le dijo Maragall. Y el responsable de Comercio le preguntó: "¿Cuántos hay?". A lo que el presidente de la Generalitat respondió: "Ninguno, nosotros hemos venido vía Francfort y al consejero Antoni Castells, con tanto enlace, le han perdido el equipaje".

Para que todo esté más cerca, de la reunión entre ambos ha surgido la idea de crear una feria catalana que anime al inversor chino. De momento, el próximo mes de noviembre Barcelona será sede del foro España-China que organiza Casa Asia. El director de este organismo, Ion de la Riva, forma parte de la comitiva del viaje.

Además de la petición de inversión, el presidente de la Generalitat no ha olvidado su faceta de embajador de la España plural; por ello ha solicitado a las autoridades chinas apoyo para dos iniciativas: los Juegos Olímpicos de Madrid en 2012 y la Expo Universal de Zaragoza para 2008. Maragall tuvo ocasión de plantearlo ayer en diversas entrevistas con los responsables de Exteriores y con el propio alcalde de Pekín, presidente del comité organizador de los Juegos Olímpicos.

El presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, y el viceministro de Exteriores de China, Li Hui, tras la reunión que ayer mantuvieron en Pekín.
El presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, y el viceministro de Exteriores de China, Li Hui, tras la reunión que ayer mantuvieron en Pekín.EFE

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