Brasil autoriza el derribo de los aviones sospechosos de narcotráfico
Grupos de defensa de los derechos humanos critican la ley
El Ejército del Aire de Brasil recibió ayer la autorización para derribar cualquier avión que atraviese el espacio aéreo del país sin permiso y que se niegue a identificarse. El objetivo de la ley, que comenzó a prepararse en 1998 y que fue aprobada definitivamente ayer, es luchar contra el narcotráfico. Según la Fuerza Aérea, el año pasado entraron en Brasil 4.628 aviones que no pudieron ser identificados.
La ley que entró ayer en vigor en Brasil, que permite a la fuerza aérea brasileña derribar en vuelo cualquier tipo de avión sospechoso de narcotráfico que viole el territorio nacional, se llevaba arrastrando en el Parlamento desde hacía años. La ley, sancionada ahora por el Gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, no había conseguido la aprobación del anterior presidente de la República, Fernando Henrique Cardoso, por las polémicas que levantaba en las asociaciones de defensa de los derechos humanos y por la fuerte oposición de Estados Unidos.
El agravamiento de la violencia en Brasil, donde la causa de muerte por tráfico de drogas es la mayor entre los jóvenes de 16 a 24 años, ha llevado al Gobierno de Lula a dar luz verde a la ley, convencido de que el tráfico ilegal de drogas que circula por las fronteras del país, continuamente violadas por aviones no identificados, es la mayor causa de violencia.
El ministro de Defensa, Jose Viegas, ha afirmado que los pilotos y usuarios de aviones ligeros han sido adecuadamente advertidos y que la fuerza aérea tendrá que llevar a cabo toda una serie de medidas previas antes de derribar un avión.
En concreto, son nueve las medidas que deben anteceder a la definitiva de acabar con el avión: averiguación de la identidad de la nave; reconocimiento a distancia de la matrícula del avión; confirmación de la matrícula; interrogatorio del piloto a través de radio; interrogatorio en la frecuencia de emergencia; realización de señales visuales por los cazas; petición de cambio de ruta; exigencia de aterrizaje forzoso, y disparos de advertencia.
Permiso del mando
Sólo después de agotadas todas estas medidas, se podrá derribar el avión sospechoso pero siempre por orden del máximo responsable de la fuerza aérea, actualmente el general Luiz Carlos da Silva Bueno.
Uno de los problemas que siempre se habían barajado en contra de la ley es que los narcotraficantes suelen usar como escudos en sus vuelos a niños que ellos mismos muestran por las ventanillas. Sin embargo, según el brigada Ricardo Machado Vieira, portavoz del Ministerio de Defensa de Brasil, "la autodefensa es un derecho internacional de aviación" y afirma que incluso en el caso de que los narcos quieran hacer chantaje con niños u otras personas a bordo, "ni siquiera eso servirá de salvoconducto para burlar la ley sancionada por el Estado de Brasil".
A pesar de todas las garantías que da la ley antes de derribar un avión sospechoso de narcotráfico, activistas de los derechos humanos, como Reed Brodey, consejero del grupo Human Rights Watch, con sede en Estados Unidos, se han mostrado preocupados con la ley brasileña, la única al respecto, junto con Colombia, de toda América Latina, ya que, según él "podría violar las leyes internacionales sobre el uso intencionado de la fuerza letal".
En Perú también estuvo en vigor una ley similar, que dejó de aplicarse después de que la fuerza aérea derribase en 2001 por error una avioneta en la que viajaban varios misioneros estadounidenses.
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