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Reportaje:CRÓNICA EN VERDE

La naturaleza en las dos orillas

Andalucía y Marruecos diseñan una reserva de la biosfera transcontinental

Las reservas de la biosfera constituyen la única red mundial de espacios naturales de alto valor ecológico. Cuando en 1971 el Programa Hombre y Biosfera (MAB) de la Unesco creó esta figura pretendía reunir un completo muestrario de los ecosistemas más representativos del planeta, de manera que pudieran estudiarse las interacciones entre el hombre y el medio ambiente en todas las situaciones bioclimáticas y geográficas posibles.

Las primeras reservas se aprobaron en 1976 y desde entonces su número se ha incrementado de forma espectacular. Hoy son 440 en 97 países, y abarcan todos los escenarios naturales imaginables: desde las zonas polares a las tropicales, de las áreas insulares y costeras a las de alta montaña, y desde regiones escasamente pobladas hasta territorios con una elevada densidad de población.

España contribuye a la red con 26 reservas, de las que ocho están localizadas en Andalucía (Grazalema; Doñana; Marismas del Odiel; Cazorla, Segura y Las Villas; Sierra Nevada; Sierra de las Nieves; Cabo de Gata-Níjar, y Dehesas de Sierra Morena), lo que la convierte en la comunidad que más superficie aporta a este catálogo de espacios que gozan de reconocimiento internacional.

Además, Andalucía se ha embarcado, con el respaldo de la Unión Europea, en un proyecto pionero. Por vez primera se propone la declaración de una reserva de la biosfera transcontinental, en la que se incluiría territorio andaluz y marroquí, lo que ha obligado a modificar algunas de las normas que hasta ahora regulaban la creación de estos espacios.

Iniciativa compartida

Ésta es una iniciativa compartida entre la Consejería de Medio Ambiente y el Departamento de Aguas, Bosques y Lucha contra la Desertificación del Reino de Marruecos que, desde 1998, vienen colaborando en diferentes proyectos ambientales. En este caso, el empeño no ha sido fácil, como revela Juan Manuel Suárez Japón, presidente del Comité Mab-Unesco en Andalucía: "Es cierto que, desde el punto de vista natural, hay grandes similitudes entre algunos territorios andaluces y otros situados en el norte de Marruecos, pero también es obvio que las circunstancias históricas y culturales han marcado una evolución muy diferente en ambas orillas del Estrecho".

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La búsqueda de un proyecto común se materializó, el pasado mes de julio, en una declaración de intenciones, firmada en Rabat por los responsables de ambas administraciones. Desde entonces se han acelerado los trámites para conseguir una propuesta consensuada que pueda someterse a la Unesco. Se cuenta ya, incluso, con el logotipo que identificará a la nueva reserva, obra de Oussama Benbila, un estudiante marroquí que ganó el concurso convocado al efecto este mismo verano.

En la parte andaluza, el sector propuesto para ser incluido en la reserva de la biosfera transcontinental se dibuja sobre un amplio territorio de las provincias de Cádiz y Málaga, en el que ya existen cuatro parques naturales (Sierra de las Nieves, Sierra de Grazalema, Los Alcornocales y El Estrecho) y cuatro parajes naturales (Desfiladero de los Gaitanes, Los Reales de Sierra Bermeja, Playa de los Lances y Sierra Crestellina). En lo que se refiere al norte de Marruecos, existen 18 espacios protegidos, entre los que destaca el Parque Nacional de los Montes de Talassemtane, además de otros enclaves de interés ecológico, tanto continentales (Jbel Bouhachem o Jbel Karrich) como litorales (Koudiet Taïfour, laguna de Smir, Côte Gomara o Cirque de Jebha).

Entre estos territorios hay un estrecho vínculo que se manifiesta, por ejemplo, en su riqueza botánica, ya que numerosas especies vegetales son compartidas y aparecen a ambos lados del Estrecho. El caso más llamativo podría ser el del pinsapo, un endemismo que concentra su única área de distribución en el extremo occidental de las cordilleras béticas y en el Rif marroquí.

No menos intensos son los vínculos que se establecen en el aspecto humano, y, sobre todo, en las diferentes fórmulas que los habitantes de ambos territorios han desarrollado a lo largo de la historia para aprovechar los recursos naturales. El manejo del ganado, por ejemplo, presenta también similitudes, y en lo que se refiere a las fiestas, artesanía, viviendas populares o gastronomía, la suma de los elementos andaluces y marroquíes ofrece un variado muestrario de algunas de las señas de identidad de la vieja cultura mediterránea.

En definitiva, destaca Suárez Japón, "la reserva debe convertirse en un instrumento para la cooperación y el entendimiento entre Marruecos, Andalucía y España, y, por eso, más fuertes que las dificultades a las que nos estamos enfrentando son las voluntades, comunes, de sacar adelante este proyecto".

sandoval@arrakis.es

Buenos vecinos

De alguna manera, Andalucía ha permanecido al margen de las disputas que, en los últimos años, empañaron las relaciones hispano-marroquíes.Ya en 1994, la entonces Agencia de Medio Ambiente inició diferentes proyectos de cooperación ambiental en el norte de África. En colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas se estudiaron entonces las serpientes de Marruecos, con especial atención a las especies venenosas y el tratamiento que requería su picadura, proyecto al que también se unieron el Centro de Ofidiología de Casablanca y las universidades de Tetuán y Granada.

También se hicieron trabajos para la protección y regeneración de los pinsapares del Rif, y, por iniciativa de la Universidad de Córdoba, se financió la realización de un completo estudio e inventario de las zonas húmedas del país vecino.

Tres años después, Andalucía exportaba al otro lado del Estrecho sus conocimientos en la lucha contra los incendios forestales. Especialistas de la Consejería de Medio Ambiente redactaron un plan, similar al Infoca, para abordar este problema en toda la fachada mediterránea de Marruecos.

Al margen de los proyectos tutelados por la Junta, se han desarrollado otras muchas iniciativas desde diferentes ámbitos de la sociedad andaluza. Así, el zoológico de Jerez mantiene un exitoso programa para la cría en cautividad del Ibis eremita, con el que restablecer las antiguas colonias de este ave en el Magreb.

Una iniciativa similar se lleva a cabo en la reserva de la Cañada de los Pájaros (Sevilla), donde se crían ejemplares de cerceta pardilla y focha cornuda, que, asimismo, sirven para nutrir las poblaciones naturales de las dos especies en Andalucía y en Marruecos.

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