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Duran arranca un abrumador apoyo a la Constitución europea

El líder de Unió cuestiona en el congreso del partido el liderazgo de Mas

El líder de Unió Democràtica de Catalunya (UDC), Josep Antoni Duran Lleida, no tendrá que pasar por el trance de presentar su dimisión. El 23º congreso democristiano avaló con un abrumador 94,3% de los votos la tesis oficial de votar a favor de la Constitución europea en el referéndum previsto para finales de febrero de 2005. Con este resultado Duran sale muy reforzado del cónclave democristiano, que finalizará hoy.

Ya por la mañana, Duran había obtenido un apoyo similar (98%) para su informe de gestión, en el que instó a CiU a no dejarse arrebatar la centralidad política en Cataluña y no ahorró críticas veladas a su homólogo de Convergència, Artur Mas.

La amenaza de cesar como líder de Unió si el congreso desautorizaba su respaldo al tratado europeo pesó más en los 800 compromisarios que las dos enmiendas en contra de la Constitución presentadas por la rama juvenil de Unió y por el colectivo crítico El Matí. Y mucho menos influyó en esta decisión que los socios convergentes tengan, de entrada, una posición contraria al tratado.

La dirección de Unió había forzado la discusión en el plenario de los dos temas más espinosos de este congreso: la Constitución europea y el reconocimiento del matrimonio homosexual y la posibilidad de adopción. De esta manera, los compromisarios pudieron exponer libremente su opinión, pero al tiempo, tuvieron que votar a mano alzada y evidenciar de qué lado se situaban. El aparato democristiano se conjuró para asegurarse la victoria: Unió hará campaña a favor de la Constitución europea y su componente democristiano queda incólume al limitar el matrimonio a la unión de un hombre y una mujer.

Este resultado satisfactorio le salió a Duran bastante barato. Hasta los jóvenes democristianos retiraron su enmienda después de que la dirección aceptara introducir en la ponencia algunos requisitos que no afectan al eje de ésta. Unió de Joves reclamaba que Unió y Convergència mantuvieran una posición común sobre el tratado, pero Duran se opuso con uñas y dientes a ello. Y al final tan sólo se ha comprometido a "aproximar consideraciones" con los convergentes.

Fue concretamente contra ellos, sus socios de Convergència, contra quienes Duran se explayó a gusto en sus críticas en su informe de gestión. A juicio del dirigente de Unió, en la etapa pospujolista, CiU ya no puede aspirar a patrimonializar el catalanismo, sino que debe bajar a debatir al terreno de las ideas -del binomio clásico derecha-izquierda- y ocupar un espacio central en la política catalana si desea atajar la sangría de votos que sufre la coalición en cada cita electoral.

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Duran insistió en el carácter democristiano de su formación, no rehuyó la autocrítica -los pactos con el PP y el apoyo al trasvase del Ebro- y lanzó, de refilón, más de una puya a Artur Mas, de quien puso en duda su liderazgo.

Tras escuchar el discurso de ayer de Duran, se podría decir que Unió es un partido radicalmente diferente a Convergència y no su socio coligado desde 1978. Y es que el líder de Unió aspira a que el congreso de los democristianos sea el de su refundación. Para ello, Duran levantó un muro entre Unió y Convergència no sólo en el plano ideológico sino también en el de la estrategia política.El líder de UDC finiquitó de un plumazo la consabida sentencia "ni derechas ni izquierdas, Cataluña" que tanto enarbolaba Jordi Pujol y ahora gusta de repetir a Mas. Después de la jubilación política de Pujol, esta premisa, en su opinión, no tiene razón de ser. "Antes había dos grandes bloques y se trataba de escoger con quién estabas. Para simplificarlo, o estabas a favor del catalanismo o del socialismo. Ahora todo es más complejo y no podemos abordar el futuro desde esta división", afirmó.

La solución, si CiU quiere frenar la fuga de votos, pasa por reforzar su base ideológica y abrirse hacia posiciones de izquierda. "No podemos abrazar todo el voto del catalanismo y tenemos que intentar cerrar la puerta por la derecha para que nadie entre por razones ideológicas. Tenemos que intentar abrir la puerta por la izquierda a partir de reforzar el catalanismo humanista y social que lleva implícito el discurso y la especificidad de Unió y aprovechar todos los patinazos y renuncias del actual Gobierno de Cataluña para situar a Esquerra lejos de la centralidad nacional y al PSC lejos de la centralidad nacional y catalanista", señaló. En pocas palabras, dar un cambio radical a la estrategia seguida por CiU desde que Artur Mas tomó las riendas de CDC para que los socialcristianos -nueva definición de Unió- triunfen en el seno de la federación.

No hay sillas vacías

Un espacio central que huya, insistió Duran, de cualquier radicalismo y de las derivas soberanistas que dominan la cúpula convergente y que prime el "nacionalismo personalista" por encima del "nacionalismo identitario", incluso "defendiendo Cataluña y el proyecto nacionalista de CiU en castellano". "En política, la silla nunca queda vacía. Si tú la dejas, alguien la ocupará. CiU no puede perder la centralidad, ni permitir que la ocupe el PSC o la misma ERC", advirtió. Por tanto, CiU ha de continuar por la misma senda que tantos frutos electorales le reportó antaño y abandonar los intentos de imitar a Esquerra.

Duran evitó ayer lanzar un embate a Mas, pero sus palabras evidenciaron el gran abismo que les separa. El líder democristiano se permitió incluso criticarle de forma solapada. Lo hizo cuando recordó que Mariano Rajoy todavía paga las hipotecas de "haber sido elegido a dedo por Aznar" -Mas lo fue por Jordi Pujol-. Y más directamente cuando defendió a capa y espada su apoyo a la Constitución europea: "Ésta es la función de un líder, asumir responsabilidades, tomar decisiones, explicarlas e intentar convencer a los ciudadanos, aun sabiendo que por la simplificación del debate hay gente que puede discrepar de su posición", proclamó. Una nítida posición frente a un vacilante Mas.

Si Artur Mas rehuyó cualquier autocrítica en el congreso de CDC de julio, Duran Lleida entornó ayer un mea culpa por los errores cometidos por CiU. Primero por votar a favor de la investidura de José María Aznar con un PP con mayoría absoluta. Segundo, por el apoyo de los nacionalistas al Plan Hidrológico Nacional. Unas disculpas que sonaron a excusa porque hace tan sólo dos años, en el 22º congreso, Duran Lleida exhortó a los militantes a defender "sin complejos" los pactos con el PP. Y porque esta misma semana, Duran acusó a Mas de haber pactado con el PP el apoyo de CiU al trasvase del Ebro a espaldas y en contra del criterio de él mismo y de Pujol.

A excusas también sonaron las apelaciones de Duran a escorar el partido hacia la izquierda. El líder de UDC hizo honor al perfil cristiano de su formación con diatribas en contra de la píldora del día siguiente, el matrimonio de personas del mismo sexo o su defensa de la escuela privada. Este mensaje lo agradecieron los compromisarios con cerrados aplausos.

Las mayores ovaciones se las llevó Duran cuando felicitó a los diferentes responsables del Departamento de Trabajo por su gestión de los fondos de empleo. Unas ayudas investigadas judicialmente por su presunto desvío para financiar el partido democristiano.

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