El séptimo suicida de Leganés es un argelino que estuvo vigilado por el CNI

El argelino Allekema Lamari es el séptimo suicida muerto en la explosión del piso de Leganés (Madrid) ocurrida el pasado 3 de abril cuando la policía cercó a los presuntos autores del 11-M. Las pruebas de ADN de los familiares del islamista radical, obtenidas por la Policía Científica, han permitido la identificación. El Centro Nacional de Inteligencia alertó cinco días antes del 11-M de la desaparición de Lamari, islamista radical de gran predicamento entre los ex miembros del Grupo Islámico Armado, en el que militó durante años.

Las sospechas iniciales se confirmaron ayer con los resultados de las pruebas de ADN practicadas en Argelia y España. El hecho de que ayer se confirmara que Lamari formaba parte del comando terrorista del 11-M es, según los investigadores, muy importante. Se trata del hombre más experimentado y con mayor capacidad de liderazgo de todos los suicidas muertos en Leganés y del resto de los detenidos por su presunta participación en el atentado de los trenes que causó la muerte a 191 personas. Quizá, debido a esta circunstancia ocupó el papel del emir (jefe) del grupo, según apuntaron ayer fuentes policiales. "Faltaba un tipo más experimentado que los demás, y aquí lo tenemos", señaló ayer el comisario de policía que participó en su detención en Valencia en 1997.

Allekema Lamari dirigió una célula del GIA argelino desarticulada en 1997 a la que se le confiscaron armas y propaganda de diversos grupos radicales. Fue procesado por el juez Baltasar Garzón y condenado a nueve años de prisión, aunque el Tribunal Supremo redujo su condena. El argelino cumplió cinco años y medio de la pena en la prisión de A Lama (Pontevedra) y se trasladó a vivir una temporada a Tudela (Navarra), donde trabajó en el campo y mantuvo contactos con otras células salafistas.