El Gobierno alemán carga contra los gestores de General Motors por sus planes de despido
Los trabajadores de la fábrica de Bochum, amenazada de cierre, inician una huelga
El Gobierno alemán criticó ayer con dureza a la dirección de General Motors por sus planes de despedir a 10.000 empleados en el país y la acusa de mala gestión empresarial. Al mismo tiempo, los obreros de la fábrica Opel en Bochum, amenazada de cierre, se mantienen en huelga no declarada tras conocerse el ajuste que la General Motors pretende imponer a su marca alemana. Por su parte, la dirección de General Motors mostró su disposición a negociar al declarar que los 10.000 despidos "no son un dogma", y criticó la huelga en Bochum por perjudicar las negociaciones.
En las puertas de la Opel en Bochum los obreros mantienen cerradas las verjas de la fábrica y siguen en una huelga de protesta no declarada desde que el jueves se conoció el plan de despidos. En las cercanías, los camiones esperan en vano las piezas que tienen que transportar a otras factorías. Los obreros en huelga se sienten fuertes y afirman que de sus suministros dependen las fábricas de Opel en Amberes (Bélgica) y Gliwice (Polonia) que, según estiman los expertos, podrían encontrarse en dificultades dentro de cuatro días. Dirigentes sindicales de la Opel de Bochum niegan que los obreros estén en huelga y aseguran que "sólo se trata de una reunión informativa".
El ministro federal de Economía, el socialdemócrata Wolf-gang Clement (SPD), y su compañero de partido, el presidente del Estado federado de Renania del Norte y Westfalia, Peer Steinbrück (SPD), apelaron a los trabajadores para que depongan su actitud y reanuden el trabajo. En la fábrica de Rüssel-sheim, en el Estado federado de Hesse, también afectada por el anuncio de 4.000 despidos, se trabajó con normalidad.
Jornada reducida
La diferencia con Bochum se explica porque en Rüsselsheim se trabaja a jornada reducida de 30 horas semanales y ayer apenas había turnos. Otros quieren ver la diferencia en la tradición de lucha obrera de la cuenca del Ruhr donde se encuentra Bochum, ciudad gemela de Oviedo.
En Berlín, el portavoz del Gobierno Thomas Steg criticó con dureza a la dirección de la empresa Opel (y también a la de la cadena comercial Karstadt que el mismo jueves llegó a un acuerdo sobre el número de despidos para tratar de salvar la empresa). Steg declaró: "Me parece en extremo lamentable que se realice de nuevo el intento de interpretar casos aislados como problemas básicos y dificultades de la ubicación industrial en Alemania". Según el portavoz, "está demostrado de forma inequívoca que la causa principal de las crisis en estas dos empresas tradicionales
han sido los graves, gravísimos errores de la gestión, un evidente fracaso de las direcciones de las empresas".
En términos más moderados, pero también crítico con los gestores de Opel, se manifestó el presidente federal alemán Horst Köhler, el más alto cargo del país. Durante su visita a Praga, Köhler responsabilizó a la dirección de la empresa de la situación creada. Köhler, que hasta el pasado mayo fue director ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI), aseguró que los problemas de competitividad de las firmas del automóvil alemanas "tienen algo que ver con deficiencias en la gestión empresarial" y expresó su comprensión hacia "las preocupaciones de los trabajadores afectados en Alemania".
La oposición democristiana (CDU/CSU) y dirigentes patronales aprovecharon también la ocasión para llevar agua a sus molinos y acusaron al Gobierno federal de centro izquierda, la coalición entre socialdemócratas (SPD) y Los Verdes, por haber llevado la economía alemana a una crisis en la que la demanda interior se ha venido abajo. El presidente de la organización patronal Federación de la Industria Alemana (BDI), Michael Rugowski, rechazó las acusaciones del Gobierno y atribuyó la crisis al marco económico. Por su parte, las iglesias católica y protestante de Rüsselsheim y Bochum han calificado de "catástrofe sociopolítica" las medidas anunciadas en la Opel.
La dirección de General Motors publicó ayer enormes anuncios a toda página en los periódicos más importantes de Alemania. Asegura la multinacional estadounidense que mantendrá las inversiones en Europa y proyecta presentar al mercado "más de 45 nuevos modelos atractivos de coches".
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