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Reportaje:

Nuevas fronteras en reproducción asistida

Los investigadores ponen a punto nuevas técnicas para resolver los problemas de esterilidad

El 12 de julio pasado, Victoria-Anna Sánchez, la primera bebé nacida en España por fecundación in vitro, cumplió 20 años. Desde que ella nació, las técnicas de reproducción asistida han dado un salto espectacular y han resuelto numerosos problemas de esterilidad, que afectan al 15% de las parejas en edad reproductiva. En España, hay unas 600.000 parejas con problemas de infertilidad y cada año se suman otras 40.000. De ellas, el 40% responden a problemas de esterilidad masculina, otro 40% a esterilidad femenina y el 20% restante son problemas mixtos o de origen desconocido.

Los avances de las últimas dos décadas han permitido dar un salto de gigante, pero persisten casos de infertilidad difíciles de tratar. Para ellos se está desarrollando todo un abanico de nuevas tecnologías que se encuentran en fase experimental. "Algunas de estas técnicas se consolidarán y otras no pasarán de la fase experimental en que se encuentran. En cualquier caso, las tecnologías de reproducción asistida van a perfeccionarse en los próximos años", asegura Josep Santaló, biólogo celular e investigador en la Universidad Autónoma de Barcelona.

Con la congelación ultrarrápida de los ovocitos es posible aumentar su viabilidad
"Algunas de estas técnicas se consolidarán y otras no pasarán de la fase experimental"
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Éstas son algunas de las más prometedoras:

- Concepción con espermátides. Ante la carencia o deficiencia de espermatozoides masculinos, la técnica de la concepción con espermátides (células precursoras de espermatozoides) plantea inyectar células inmóviles -las denominadas espermátides elongadas o redondas- en el ovocito (véase gráfico). La inyección se realiza mediante una microinyección espermática.

La metodología, que ya se empieza a aplicar (como en el caso de las niñas que nacieron hace unos meses en Alicante o en el del padre de un conocido cantante), no es muy efectiva (el 5% de éxito), pero ofrece la posibilidad de tener hijos a hombres que no tienen espermatozoides.

"Ésta es una elección in extremis, cuando ya no hay otras alternativas. La mayor complicación es distinguir, dentro de la sopa de células que se extraen, las espermátides. Por ejemplo, resulta fácil confundir las espermátides redondas con los linfocitos", señala Josep Santaló. Además, la técnica presenta algunos riesgos genéticos.

- Trasplante de espermatogonias. El trasplante de espermatogonias propone introducirlas en otro testículo y esperar su desarrollo hasta que se conviertan en espermatozoides. Es una técnica probada con animales y que ha demostrado su viabilidad. Pero, ¿qué sentido tiene sacar estas células de un individuo y ponerlas en el testículo de otro? "De entrada, parece una aberración, un delirio. No tiene sentido. Pero de hecho, los científicos lo plantean como un autotrasplante. Imaginemos el caso de un joven con una neoplasia que requiere un tratamiento agresivo. Es muy posible que superado el tratamiento ya no pueda tener hijos. La idea es extraerle espermatogonias o, si ya es adolescente, espermatozoides del testículo y congelarlos. Si en un futuro la persona quiere tener hijos se le trasplantaría el material congelado", explica Santaló. Esta técnica no se ha realizado en humanos, pero se ha demostrado eficaz en animales de laboratorio.

- Espermiogénesis 'in vitro'. Consiste en extraer las espermatogonias, ponerlas en un cultivo adecuado y hacer que el proceso ocurra in vitro. Los investigadores lo han probado, pero existe controversia sobre si funciona. Posteriormente, si aparecieran espermatozoides se inyectarían en el ovocito.

- Congelación y donación de ovocitos. Esta técnica, conocida hace tiempo, todavía se encuentra en fase clínica experimental. La razón es que los índices de recuperación y de gestación con estos ovocitos son muy bajos. La dificultad estriba en las características de los ovocitos, que son unas células grandes y que contienen mucha agua. Esto provoca la formación de cristales dentro del citoplasma de la célula, que acaba destruida.

Pero últimamente retornan las esperanzas sobre esta técnica. En su reciente visita a Barcelona, el investigador belga Pierre Vanderzwalen apuntó la posibilidad de la vitrificación de ovocitos y embriones. Esta nueva tecnología propone un método de congelación ultrarrápido de los ovocitos que aumentaría su viabilidad. Se trata de sumergir los ovocitos directamente en nitrógeno líquido y bajar bruscamente la temperatura.

- Congelación ovárica. Equivale al trasplante de espermatogonias en el hombre. La congelación de ovarios está bastante avanzada precisamente porque la congelación de ovocitos no acaba de funcionar. De hecho, hace unas semanas una mujer belga tuvo descendencia a partir de esta técnica.

- Maduración ovocitaria 'in vitro'. Equivale a la espermiogénesis in vitro. Consistirá en obtener los ovocitos inmaduros del ovario a causa, por ejemplo, de una neoplasia. Si una mujer tiene un cáncer de ovario no puede congelarlo dado que, si se vuelve a implantar, con toda probabilidad se reproduciría la neoplasia. "La alternativa a congelar todo el tejido ovárico es congelar ovocitos inmaduros. Y luego se trataría de madurarlos mediante un cultivo adecuado", explica Josep Santaló. En cuanto al tipo de cultivo, hay distintas posibilidades, aunque los que dan mejor resultado son una capa de células que nutren al ovocito.

- Transferencia citoplasmática en ovocitos.

Es una técnica ya ideada hace tiempo y pensada para mujeres en edad reproductiva avanzada. Pero se frenó por una serie de efectos inexplicables. Consiste en coger el citoplasma de un ovocito de una donante joven, aspirarlo y transferirlo al citoplasma de un ovocito viejo, el de la receptora. Con ello se consigue que sea hijo de la mujer receptora y se le aporta maquinaria para producir la energía y superar las primeras fases de la gestación. En los casos que se realizó se transfirió sólo el 5% del citoplasma. El riesgo, no demostrado, serían la transferencia de algunas enfermedades mitocondriales, como ocurrió con una serie de casos de síndrome de Turner. En la actualidad, no se practica.

- Reconstrucción ovocitaria. Sería una evolución de la transferencia citoplasmática. Consistiría en ir más allá del 5% y transferir un mayor porcentaje del citoplasma. Resulta muy complicado en un ovocito maduro y, por tanto, es recomendable en las fases tempranas, cuando el núcleo está entero. Se trata de transferir que no clonar: se reconstruye un ovocito. Esta técnica se ha experimentado con ratones y otros animales de laboratorio. También se ha probado la reconstrucción ovocitaria con humanos, pero sin llegar a fecundar los ovocitos. Otra posibilidad, como demostraron hace unos meses científicos coreanos, es la producción ovocitaria a partir de células madre embrionarias.

Las posibilidades de la clonación

La clonación abre muchas puertas a la mejora de las técnicas de reproducción. Hay dos métodos: la partición embrionaria (hacer dos embriones a partir de uno) y la transferencia nuclear (el caso de la oveja Dolly, por ejemplo). Pero, ¿para que podrían servir aplicados a la reproducción humana?

La clonación reproductiva por partición embrionaria ofrece la posibilidad de incrementar el número de embriones. Una mujer de edad avanzada produce pocos ovocitos y, por tanto, la posibilidad de convertirse en gestante es muy reducida. Una solución sería partir los embriones y duplicarlos, aunque "la biología no son matemáticas. La viabilidad de embriones partidos no es la misma que los otros", recuerda Josep Santaló.

La clonación reproductiva por transferencia nuclear es una posibilidad que ha despertado muchos temores y críticas. Ofrece la posibilidad de que las parejas homosexuales tengan hijos o la sustitución de un hijo fallecido. "Es un delirio y no tiene ningún sentido", opina Santaló.

La clonación terapéutica por partición embrionaria abre la posibilidad de obtener células madre en previsión de que el hijo contraiga alguna enfermedad en el futuro. Por ejemplo, si se tiene la certeza que el embrión dará lugar a un diabético, se podrían extraer algunas células antes de su nacimiento y conservarlas como células madre. Así, no sería necesaria la clonación. "Es una vía con mucho futuro pero obtener células madre no es nada sencillo. Además, si se extraen células madre de un embrión lo debilitas y su viabilidad disminuye", dice Santaló.

Finalmente, la clonación terapéutica por transferencia nuclear consiste en la obtención de células madre para terapia en adultos. Las células madre se pueden obtener a partir de embriones congelados o bien a partir de la clonación. La vía de la clonación persigue evitar el rechazo. Si se padece una diabetes o una enfermedad genética, el transplante de células madre de otro individuo seguramente provocaría rechazo. La solución es clonar a partir de uno mismo. De este modo, se obtiene un embrión que se utiliza para obtener las células madre que, modificadas genéticamente, permiten un transplante.

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