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¿Para qué sirve la psilocibina en salud mental?

La psilocibina activa los receptores de la serotonina en el cerebro, que es un neurotransmisor relacionado con el estado de ánimo y las emociones.

Psilocibina salud mental
Mapa de calor de los patrones de actividad cerebral después de tomar psilocibina.Sara Moser / Washington University School of Medicine

La psilocibina es un compuesto que se encuentra principalmente en algunos hongos, sobre todo los de la familia de las Psilocybe que se conocen como setas mágicas. Cuando se ingiere, se transforma en otra sustancia, la psilocina, que tiene propiedades psicodélicas. Los psicodélicos son compuestos capaces de generar estados alterados de consciencia. Permiten percibir la realidad de forma diferente. En concreto, la psilocibina, o la psilocina, activan los receptores de la serotonina en el cerebro. La serotonina es un neurotransmisor relacionado, principalmente, con el estado de ánimo y las emociones. Esa activación produce efectos en el cerebro.

Los primeros efectos que causa el consumo de psilocibina son los agudos que duran unas seis horas tras ingerirla. Consisten en que la conectividad del cerebro se desorganiza. Las conexiones que tenemos normalmente en el cerebro y que nos hacen percibir la realidad como la percibimos y sentirnos como nos sentimos, cambian y tienden a desorganizarse, de forma que se presentan los síntomas típicos de los alucinógenos en los que se percibe la realidad de forma distinta. Se pueden ver los colores diferentes o se pueden tener alucinaciones visuales, sentir que no se es uno mismo, se distorsionan el concepto del yo y la percepción del tiempo. Y esto se debe en gran medida a esa desorganización de las conexiones del cerebro.

Además, hay otros efectos que son más persistentes y que pueden durar hasta 21 días. Estos son los que tienen más que ver con su investigación para salud mental porque afectan a la plasticidad cerebral. La plasticidad es la capacidad del cerebro para transformarse, crear nuevas neuronas, generar nuevas conexiones, etc. Se cree que estas sustancias son capaces de ampliar la plasticidad cerebral, la capacidad de aprender. Esto supone que mejore el estado de ánimo o que, por ejemplo, se responda mejor a una psicoterapia, la cual es esencial para que los efectos positivos de estas sustancias se mantengan. Es decir, lo que hacen estas sustancias es facilitar el proceso de recuperación de, por ejemplo, una depresión.

Además, también generan cambios persistentes en la conectividad cerebral. Después de las seis horas que te decía antes, la conectividad se restablece y uno vuele a sentirse normal, pero todavía continúan ciertos efectos más sutiles en la conectividad que también se han relacionado con mejorías en los síntomas de la depresión. Tras el tratamiento, la persona puede experimentar una mejoría rápida en el estado de ánimo y una atenuación de los síntomas depresivos, cosa que en ocasiones puede tardar varias semanas con los antidepresivos convencionales.

Hasta aquí la parte positiva, pero también hay una negativa. Las experiencias con psicodélicos como la psilocibina pueden ser muy intensas y, por tanto, pueden dar mucho miedo y pueden llegar a convertirse en una vivencia muy traumática, lo que se conoce coloquialmente como un mal viaje. Para ingerir estas sustancias que no están aprobadas para su uso médico en ningún país —excepto Australia, que permite desde el año pasado su administración en algunos casos—, es necesario que haya una preparación. En España y otros países se usan solo en el contexto de la investigación. Lo que hacemos en este contexto cuando vamos a usarlo con una persona es que un terapeuta prepara a esa persona explicándole qué efectos puede tener y siempre la toma acompañada. Tomarla una persona sola y sin experiencia puede ser peligroso.

Desde el punto de vista de la seguridad, la sustancia es muy segura. Es difícil que uno llegue a tener efectos físicos graves, pero sí puede producir náuseas o vómitos, o una subida de la tensión arterial y de la frecuencia del corazón, lo que hace que para personas con problemas cardíacos o hipertensión no controlada pueda ser peligroso.

Como te decía, las enfermedades para las que se está investigando son la depresión y también hay alguna evidencia en adicciones, sobre todo en el abuso de alcohol; para problemas de ansiedad, como ansiedad por final de vida, por ejemplo, en personas con enfermedades terminales que tienen mucha ansiedad y miedo a la muerte. Estas que te digo son las que tienen más evidencia. Pero, sobre todo, la depresión resistente a tratamiento farmacológico convencional.

En la actualidad yo participo en dos ensayos clínicos que estudian el uso de la psilocibina y un análogo en la depresión y en un ensayo clínico de uso de 5-MeO-DMT, que es otro alucinógeno que contiene también el veneno del sapo bufo. Pero los psicodélicos se han estudiado para salud mental desde hace mucho. En los años sesenta ya se comenzó a investigar con estos compuestos. Lo que ocurrió es que el movimiento hippie, el exceso de consumo y el endurecimiento de las políticas antidrogas de la época, llevó a su prohibición completa. Pero a principios de este siglo se retomó su investigación. Y cada vez hay más ensayos clínicos.

En mi opinión, bien utilizadas estas sustancias tienen un gran potencial. Porque el hecho es que hay muchas personas con enfermedad mental que no responden a los tratamientos convencionales y que tienen mucho sufrimiento. No creo que vayan a servir para tratar todas las enfermedades mentales ni que vayan a ser útiles para todas las personas, pero sí creo que son una herramienta más con un mecanismo diferente que, además, aumenta el efecto de la psicoterapia. Lo que se busca implementar es precisamente una psicoterapia asistida con psicodélicos.

Adriana Fortea es médica especialista en psiquiatra en el Hospital Clínic de Barcelona. Es investigadora del grupo Neuroimagen multimodal en psicosis de inicio reciente y de alto riesgo, del IDIBAPS y del CIBERSAM.

Pregunta enviada vía email por Zarah Huerta García.

Coordinación y redacción: Victoria Toro.

Nosotras respondemos es un consultorio científico semanal, patrocinado por el programa L’Oréal-Unesco ‘For Women in Science’ y por Bristol Myers Squibb, que contesta a las dudas de los lectores sobre ciencia y tecnología. Son científicas y tecnólogas, socias de AMIT (Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas), las que responden a esas dudas. Envía tus preguntas a nosotrasrespondemos@gmail.com o por X #nosotrasrespondemos.

Los consejos de este consultorio son de carácter general y no sustituyen la consulta médica. Si tiene dudas sobre su problema concreto, diríjase a su profesional de la salud.

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