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DECLARACIÓN DEL MINERO JOSÉ EMILIO SUÁREZ TRASHORRAS | LA INVESTIGACIÓN DEL 11-M

"Les explotó un detonador a Rafá, Moogly y Rachid Aglif"

Jorge A. Rodríguez

Los documentos enviados ayer por el juez Juan del Olmo a la comisión de investigación del 11-M contienen parte de la declaración del ex minero José Emilio Suárez Trashorras sobre cómo se produjo el tráfico de explosivos. Tres elementos son especialmente significativos: el ex minero explica que el 28 de febrero fueron a visitarlo varios miembros del comando del 11-M cuando ya, según él, había cogido la dinamita de la Mina Conchita (Tineo, Asturias); admite que estuvo en la casa de Chinchón (Madrid) donde se montaron las bombas y relata cómo dos de los encarcelados -el confidente Rafá Zohuier y Rachid Aglif- y uno de los suicidas de Leganés -Jamal Ahmidan, el Chino o Moogly- habían resultado heridos cuando probaron uno de los detonadores que, supuestamente, el propio Trashorras les facilitó. Éste es el contenido íntegro de su declaración incluida en el documento, elaborado por la Guardia Civil y ya en poder de la comisión del 11-M:

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- El viaje a Asturias. "El sábado 28 de febrero Moogly fue a casa del declarante, como a las cinco de la tarde y la joyería estaba cerrada; le preguntó que cómo se salía a León pero yendo por la mina por la que el declarante trabajaba. Moogly y las otras dos personas siempre subían a Asturias en el Golf que ha referido. Moogly le llamó como a las 1.30 de la madrugada y le dijo que estaba perdido, que iba a dar la vuelta porque no salía por culpa de la nieve; y el declarante le dijo que ya estaban saliendo; el declarante les dijo que iba a buscarlos; se encontraron en Avilés e iban llenos de barro; le dijeron al declarante que se habían quedado a dormir, abrieron el maletero del Golf y vio una bolsa verde que reconoció como de explosivos; al darse cuenta Moogly y las otras dos personas que el declarante había visto la bolsa verde, cerraron el maletero del coche".

- Cambio de coche. "A continuación y como consecuencia de que le dijeron que el vehículo Golf estaba fallando, le solicitaron al declarante [que] les entregase el vehículo Toyota 3241 CDW, de color marrón, que tenía con intención de adquirirlo y del que nunca le dieron la documentación, por lo que fueron hasta Avilés y les entregó el citado Toyota. Moogly y los otros sabían que el declarante había trabajado en una mina y que había explosivos. Que la mina en la que el declarante trabajaba no tienen ninguna vigilancia; se llama Mina Conchita, en Tineo".

- El maletero lleno. "Que Moogly tiene la cara como un mono y tiene una cicatriz vertical entre las cejas. En una ocasión le llevó a una casa [supuestamente la casucha de Chinchón] que se estaba haciendo por la Warner

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[se refiere al parque temático]... que al abrir el portón del Golf vio una bolsa verde que el declarante identificó como de Goma 2, leyó 2 y de lado vio cartuchos. Y lo puso en conocimiento de la policía como tres o cuatro días después del atentado, ya que por la tarde abrió el maletero por haber confianza y vio que estaba vacío y por la noche el maletero estaba lleno con la bolsa verde y el maletero iba lleno y tapado; cada bolsa verde pesa 2,5 kilogramos y es de forma cilíndrica... que desde que se jubiló ni va por la mina ni tiene contacto con ellos, por lo que no oyó que faltara Goma 2 o cartuchos aunque si desaparecen cartuchos o Goma 2 tienen que denunciarlo porque cada uno lleva su numeración...

Que tal como iba el vehículo llevaba bastante carga y la bolsa verde fijo que era de goma 2; se notaba que el vehículo iba muy cargado en su parte de atrás... que si no hay nadie de dentro [de la mina] es imposible robar los explosivos porque la llave la tiene el ingeniero o el vigilante, y sólo tiene una entrada, se accede a ella desde una explanada, y a los 30 metros está la mina y a lo largo de ella se van encontrando cajas fuertes y no hay vigilancia...".

- Esquizofrenia paranoide. "Que dejó de trabajar en la mina porque le jubilaron por depresión, esquizofrenia paranoide y trastornos de la personalidad; había trabajado en la mina tres o cuatro años, desde septiembre de 1998 hasta 2002".

- El detonador explotado. "Manifiesta que una de las veces que ellos [Moogly, Rachid Aglif y Mohamed Oulad Achka] subieron a Asturias le dijeron que habían probado unos detonadores y le dijeron que al probarlos les explotó en la mano, aunque no dieron mención clara a que les explotara el detonador. Le explotó a Rafá [Zohuier, traficante-confidente encarcelado por el 11-M] en la mano y al identificado como número 15 (Rachid Aglif [actualmente encarcelado) y Moogly en la cara; cuando les vio ya estaban cicatrizadas, por lo que hacía por lo menos 15 días que les había explotado".

La Guardia Civil ha hallado varias contradicciones en este testimonio. La primera es que saben que Oulad y el Chino llamaron al ex minero a las 16.27 del 28 de febrero, es decir, antes de que, según él, le llamaran porque se habían perdido y viera por casualidad que el maletero del coche estaba lleno de explosivos. El 1 de marzo recibió otra llamada de El Chino únicamente para decirle: "Ya estoy en Morata de Tajuña".

Además, el explosivo no pudo ir contenido en una bolsa verde como la descrita por José Emilio Suárez Trashorras, "ya que las de ese tipo, cilíndricas y que contenían 2,5 kilogramos de explosivos, dejaron de fabricarse en el mes de noviembre de 2002, un mes después de que Emilio Suárez abandonara definitivamente Mina Conchita". Entre diciembre de 2003 y marzo de 2004, Trashorras tuvo 41 contactos telefónicos con El Chino, otros cinco con Mohamed Oulad Achka y al menos uno con Abdenabi Kounjaa (otro de los suicidas de Leganés).

José Emilio Suárez Trashorras.
José Emilio Suárez Trashorras.LA NUEVA ESPAÑA

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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