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EL PAPEL DE LOS TRABAJADORES SOCIALES

Los trabajadores sociales ayudarán a combatir el fracaso escolar

Los problemas de muchos alumnos tienen su origen fuera de las aulas

Ocurre, a veces, que la raíz del fracaso escolar de algunos estudiantes trasciende las aulas escolares. Cuando los problemas tienen su origen fuera del colegio los profesores no pueden hacer mucho más de lo que hacen: la situación se les escapa de las manos. Son chavales que no estudian pero que, además, manifiestan una conducta conflictiva y un rechazo abierto hacia las normas escolares o a la convivencia con sus compañeros. Detrás de este comportamiento se suelen esconder otros problemas más graves: desde carencias afectivas a situaciones de marginalidad o pobreza en sus familias.

Para combatirlo, la ministra de Educación, María Jesús San Segundo, ha anunciado que se generalizará la intervención de los trabajadores sociales en los centros escolares que lo requieran. La intención es que estos profesionales contribuyan a reforzar los mecanismos de convivencia en los colegios, que detecten comportamientos violentos o el absentismo entre los alumnos.

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Un puente entre las familias y el instituto

"El tratamiento del fracaso escolar de muchos chicos demanda una atención más allá de los desdobles o de la diversificación curricular", justifica el secretario general de Educación, Alejandro Tiana. "Hay ciertos casos que exceden la problemática educativa, y que necesitan un tratamiento de personal especializado", señala.

Flexibilidad en la medida

El ministerio plantea que la introducción de trabajadores sociales en los institutos se haga de manera "flexible". Es decir, sólo en aquellos que lo necesiten. La dotación de estos profesionales correrá a cargo de las comunidades autónomas.

En infantil y primaria, la figura de este profesional está generalizada en los equipos psicopedagógicos de orientación de todos las escuelas públicas. Su labor entronca con los servicios de asistencia social de los municipios y su función es tender puentes entre la familia del estudiante y el colegio para que el equipo directivo esté al tanto de la situación social que vive el alumno.

De esta manera, el trabajador social se encarga de comprobar la relación que el niño tiene con sus padres, si su familia pasa por dificultades económicas o si no está del todo bien atendido. El objetivo es comunicar al equipo docente si el alumno en cuestión sufre una situación afectiva complicada.

Otra labor de los trabajadores sociales en estos centros de infantil y primaria es averiguar los recursos que existen en la zona donde se ubica el colegio y tratar de canalizarlos hacia los padres y la escuela.

Pero en algunas comunidades como Aragón, Extremadura o Madrid, los trabajadores o educadores sociales son también una realidad en muchos centros de secundaria. Existen, básicamente, dos modalidades de intervención: o bien estos profesionales se integran en los equipos de orientación de los colegios con alumnado problamático o bien los centros recurren a los servicios de bienestar social de los ayuntamientos o de las comunidades autónomas cuando la situación lo requiere.

En Madrid, por ejemplo, 142 trabajadores sociales se reparten por los centros escolares de secundaria de la comunidad. Forman parte de los equipos de orientación de aquellos institutos que escolarizan a un cierto número de alumnos con más de dos cursos atrasados y que, además, viven situaciones de desventaja social.

La actividad que desarrollan se extiende a varias actuaciones. Entre otras cosas, colaboran con los servicios del municipio para detectar las necesidades sociales de la zona (dónde viven los inmigrantes escolarizados en ese instituto, qué nacionalidad tienen); orientan académicamente a los departamentos didácticos sobre las necesidades de los chavales; y fomentan la participación de estas familias en las asociaciones de padres del centro.

Otro ejemplo para el futuro puede ser Extremadura, donde desde hace tres años trabajan educadores sociales en todos los institutos. Una de sus labores es detectar situaciones de riesgo que se puedan dar entre los alumnos. El secretario general de Educación en esta comunidad, Ángel Benito Pardo, alaba la tarea que desempeñan estos profesionales: "Un profesor de matemáticas, por mucho que quiera, no es un experto en educación social".

Estudiantes en un instituto de educación secundaria madrileño.
Estudiantes en un instituto de educación secundaria madrileño.ULY MARTÍN

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