Al margen de Europa
Italia crece menos que la UE por la depresión de su consumo interno
La cuarta economía del continente ha crecido un 0,3% en el segundo trimestre sin poder reactivar el gasto de las familias y en medio de un plan de ajuste fiscal que aún no da los frutos esperados. La controvertida reforma de las pensiones y la reducción del déficit público son las principales tareas del Gobierno italiano para enfrentar un convulsionado final del año.
Italia es uno de los países más endeudados del mundo, con un monto que cerró el año 2003 en 1,57 billones de dólares, el 107% de su PIB
Los salarios se han estancado, la inflación se ha acelerado al 2,3% en agosto y la tasa de paro no baja del 8,5% de la población activa
La economía italiana no logra repuntar y amenaza con quedarse fuera de la incipiente recuperación de la UE y sus principales socios comerciales, Francia y Alemania, que ya están creciendo sobre el 1%. Durante los seis primeros meses del año, el PIB italiano se ha elevado sólo un 0,7% acumulado, con lo que difícilmente se podrían cumplir las expectativas del Gobierno de Berlusconi de cerrar el año con un 1,2% de crecimiento.
Después de pasar un año 2003 de estancamiento técnico, mientras sus pares europeos crecieron a una media del 0,6%, ninguno de los indicadores apunta que la situación mejore en el corto plazo. El consumo interno, que representa cerca de dos tercios de la economía del país, sigue sin repuntar y se muestra más pesimista que durante toda la década pasada. Este escepticismo es consecuencia directa del estancamiento de los salarios, la aceleración de la inflación -que llegó al 2,3% en agosto-, la elevada tasa de paro -que no baja del 8,5% de la población activa- y las incertidumbres de la reforma del plan de pensiones.
Deuda pública
A pesar de ello, las ventas minoristas han crecido a un ritmo aceptable del 3,2%, aunque aún no es suficiente para compensar el 1,5% de crecimiento de la producción industrial y el 0,5% de alza en la demanda externa. La combinación idónea para que la inversión extranjera se niegue a repuntar.
Este desfavorable panorama se ve más ensombrecido por la deuda pública crónica del país, que aumenta todos los años con un déficit fiscal permanentemente al borde de vulnerar el límite que impone el Pacto de Estabilidad de la Unión Europea. Italia es uno de los países más endeudados del mundo, con un monto que cerró 2003 en un 107% de su PIB, lo que equivale a 1,57 billones de dólares.
Para solucionar gran parte de todos estos problemas, el primer ministro, Silvio Berlusconi, ha patrocinado la aprobación de una nueva ley financiera que plantea un fuerte ajuste de 24.000 millones de euros en los Presupuestos del año 2005. Una reforma que no cumple la promesa de reducir impuestos pero mantiene a raya el déficit exigido por la UE.
Equilibrio fiscal
Berlusconi logró evitar en julio una "amonestación" del Ecofin -que pronosticaba que fácilmente se sobrepasaría el límite del 3%- gracias a una propuesta de último minuto por 7.500 millones para controlar el gasto público. Con todo, las previsiones de los organismos internacionales sitúan el déficit de este año muy superior al 2,5% del PIB. No obstante, los analistas dudan de que el equilibrio fiscal se mantenga bajo esta cifra.
Y es que la deuda sigue aumentando. En los primeros ocho meses, las necesidades estatales llegaron a los 42.500 millones de euros, unos 9.100 millones más que en el mismo periodo de 2003. Lo positivo es que la recaudación del Estado creció cerca de 7.000 millones en el primer semestre.
Además, Italia debe resolver su gran problema de las pensiones, que en estos momentos consume el 15% de su PIB. La idea del Gobierno es ofrecer diversos incentivos para que el trabajador continúe en su puesto hasta los 65 años, hasta que en 2008 se establezca esta edad como obligatoria para optar a la jubilación. Sin embargo, las protestas se han multiplicado ya que la población se niega a perder el actual sistema, que permite optar a la pensión con 35 años de servicio.
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