Crecimiento negativo
Kevin Smith ha terminado convirtiéndose en un blando. El que fuera director de la gamberra y estimulante Clerks, ópera prima de 1994, el eterno adolescente que después se negó a crecer artísticamente a pesar de que sus películas eran cada vez peores, ha cruzado de una vez la frontera de la madurez. Pero ha dado tal salto que se ha pasado directamente a la cursilería. Jersey girl no puede estar más lejos de su inicial espíritu transgresor. En realidad está cerca de las películas más bobas de John Hugues, Chris Columbus o Tom Shadyac, de cintas como La pequeña pícara; Yo, tú y mamá, o Patch Adams. Smith era un niño grande con rabiosas intenciones cafres; ahora, ya con 34 años, no ha conseguido sino transformarse en un remilgado crío aún más grande.
JERSEY GIRL
Dirección: Kevin Smith. Intérpretes: Ben Affleck, Liv Tyler, Jason Biggs. Género: melodrama. EE UU, 2004. Duración: 102 minutos.
"A mi padre. Te echo de menos". Con todo el respeto hacia la paternidad y el amor filial, culminar un filme con una dedicatoria, foto incluida, como la que Smith introduce al final no es más que una señal de lo expuesto anteriormente. Esos sinceros ejercicios de nostalgia suelen ir acompañados de un cargamento de azúcar. Y una vez más se confirma, esta vez por culpa de la típica historia de madre muerta durante el parto; padre irresponsable al que un mal trago transfigura en glorioso trabajador del servicio de recogida de basuras; abuelo comprensivo, y cría dulce que, sin embargo, no tiene más remedio que pronunciar la inevitable frase del género: "¡Ojalá te hubieses muerto tú y no mamá!". A Jersey girl no le falta ni una banda sonora melosa ni el éxito de la actuación en el colegio a la que el padre llega en el último instante. Los detalles de madurez contenidos en Persiguiendo a Amy, estupendo tercer filme de Smith, han pasado a mejor vida.
Babelia
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