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EL INGRESO DE TURQUÍA EN LA UE

Los turcos reciben la noticia cansados de esperar

Juan Carlos Sanz

"No es justo. Hemos esperado demasiado tiempo a ser ciudadanos europeos de pleno derecho... Ahora tal vez nos hayamos cansado de esperar". Rodeada de su equipo técnico -una docena de jóvenes atribulados por el directo-, la realizadora de la CNN Türk Aysim Tanricam, de 37 años, se preparaba para lanzar al aire una conexión en vivo para la principal cadena de información continua de Turquía, que ayer emitió una programación especial de más de ocho horas sobre el informe de la Comisión Europea. "No es sólo una cuestión de tiempo, sino de que se nos considere o no europeos de segunda categoría", apuntaba a su lado el técnico Zilvan Karmzan, de 25 años, con la nariz perforada por un piercing.

Los jóvenes de Estambul, de Ankara, de las grandes ciudades de Turquía (un país con una media de edad de menos de 27 años y con dos tercios de sus casi 70 millones de habitantes asentados en zonas urbanas) parecen haber sido los primeros en mostrar signos de impaciencia ante las cautelas impuestas por la UE. Pero también reconocen que el acercamiento a la UE ha tenido consecuencias positivas. "Las reformas legales han servido para democratizar el país, pero aún tienen que ser aplicadas por todos los poderes del Estado", admite la realizadora. "Estar en la senda de la UE ofrece unas garantías de seguridad que el pueblo turco no ha tenido".

Con los 45 años recién cumplidos, el músico de jazz Kerem Görsev se muestra pesimista ante las reformas emprendidas en los tres últimos años por Turquía. "Necesitaremos al menos 15 o 20 años antes de poder incorporarnos a la UE. Sin educación, y sobre todo sin un cambio de mentalidad de los turcos, no va ser posible la plena integración", asegura el pianista y compositor. "De nada servirá cambiar todas las leyes si en Turquía se sigue aplicando la tortura en las comisarías y las mujeres siguen sufriendo malos tratos", concluye.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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