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150 heroinómanos deambulan por las calles del Raval y Nou Barris

Tres centros ofrecerán atención a los drogadictos más marginales

Más educadores de calle y tres nuevos centros, uno de ellos nocturno, de atención sociosanitaria a la drogadicción. Con estas medidas el Ayuntamiento de Barcelona responde a la alarma social generada por la presencia de unos 150 drogadictos inyectándose en plena calle en los barrios del Raval y Nou Barris. Se trata de toxicómanos que anteriormente se pinchaban en el ya demolido barrio de Can Tunis.

La tercera teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, Imma Mayol, destacó ayer que el fenómeno de la drogadicción, especialmente la que afecta a personas en situación de mayor marginalidad y exclusión (mayoritariamente heroinómanos), no ha aumentado en la ciudad. Sin embargo, admitió que el fenómeno se ha hecho más visible a los ojos de los ciudadanos en los últimos meses a causa de la demolición de Can Tunis. Hacia aquel supermercado de la droga alejado del núcleo urbano se desplazaban a diario numerosos toxicómanos de la ciudad que ahora se quedan en sus barrios, adonde se han desplazado los traficantes. La alarma ya se ha encendido entre los vecinos de estas áreas.

El Ayuntamiento calcula que entre 150 y 200 toxicómanos en situación de "marginalidad extrema", algunos de ellos sin techo, deambulan por las calles de la ciudad, principalmente en el Raval y el barrio de Porta, y se pinchan sin esconderse y sin las mínimas garantías higiénicas.

Estos toxicómanos se han hecho especialmente visibles, explicó ayer Mayol, porque muchos de ellos se inyectan cocaína mezclada con heroína, lo cual requiere entre tres y cuatro punciones diarias en lugar de una o dos. Mayol admitió que el hecho de pincharse en plena calle, a cualquier hora del día y sin las mínimas condiciones higiénicas, abandonando las jeringuillas usadas en el suelo, ha generado una "lógica alarma" social, a la que el Ayuntamiento y la Generalitat ya han respondido con varias medidas, entre ellas la inminente apertura, cuya ubicación no se divulgará por el momento para evitar reacciones vecinales, de tres centros de atención sociosanitaria a este tipo de drogadicción más marginal. Uno de ellos ofrecerá alojamiento durante la noche y en todos se ofrecerá alimentación y ropa, asistencia sanitaria, intercambio de jeringuillas y taller de venopunción.

Además, estas personas dispondrán de una trajeta sanitaria especial que les permitrá el acceso inmediato a los servicios sanitarios si es necesario y podrán incorporarse al instante a programas de desintoxicación si lo solicitan. Actualmente hay una lista de espera de entre una y siete semanas para entrar en uno de estos programas.

En 2003, un total de 5.693 personas se hallaban en tratamiento por toxicomanías en Barcelona, 1.153 de ellas por opiáceos. Barcelona destina 4,5 millones de euros al año en estos tratamientos, que han permitido en la última década aumentar en 20 años la esperanza de vida de los toxicómanos, fijada actualmente en 50 años.

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