EE UU intensifica su ofensiva militar sobre las ciudades rebeldes suníes
Hallados al sur de Bagdad dos cadáveres de rasgos occidentales, uno de ellos decapitado
Las fuerzas de EE UU en Irak intensificaron ayer la ofensiva sobre las ciudades rebeldes suníes de Samarra -que aseguran controlar al 70%-, y Faluya, donde prosiguieron los bombardeos. Aumentan las críticas por el coste humano de esta operación, con la que EE UU pretende recuperar los principales feudos de la insurgencia antes de las elecciones de enero. La Media Luna Roja expresó su preocupación por la falta de agua en Samarra y la suerte de centenares de familias que huyeron de los combates. Cerca de Bagdad, dos cuerpos de rasgos occidentales no identificados fueron hallados ayer.
"Juro que vi perros comiéndose el cuerpo de una mujer", aseguraba ayer en Bagdad un hombre que había huido de los combates en la ciudad rebelde de Samarra. Según el teniente coronel norteamericano Eric Schacht, unas 150 personas han muerto en esta localidad desde que unos 3.000 soldados estadounidenses y 2.000 iraquíes iniciaron su ofensiva el pasado viernes. "Después de haber hablado con los responsables del hospital y con el jefe del consejo local, calculo que un 10% de las víctimas mortales son civiles que no estaban implicados en los combates", afirma Schacht. Varios miembros del personal del hospital aseguran, sin embargo, que el número de civiles muertos es mayor.
El jefe del consejo local, Taha Husein Salah, coopera con las tropas estadounidenses para evacuar los cuerpos, pero no esconde su ira. "No hemos pedido ni al Ministerio de Interior ni a ningún responsable del Gobierno que enviara tropas", dice, de pie al lado del teniente coronel norteamericano, visiblemente azorado. "Por cada persona que muere habrá entre 5 y 15 de su familiares que querrán vengarse. Al final son siempre los inocentes los que pagan la cuenta", se lamenta.
En las calles de la ciudad, en apariencia tranquila, se podían ver restos de vehículos carbonizados y charcos de sangre. La Media Luna Roja iraquí explicó ayer que estaba intentando suministrar agua y primeros auxilios a la población civil y expresó su preocupación por la situación de más de 500 familias que huyeron de la ciudad hacia el norte. Firdus al Ubadi, un portavoz de la organización, afirmó que había recibido una carta del ministerio iraquí para los Derechos Humanos en la que se describía la situación en Samarra como una tragedia y se pedía asistencia urgente. El ministro no ha confirmado el envío de esta carta.
Cerca del 70% de Samarra está bajo control de las tropas estadounidenses e iraquíes, pero las operaciones prosiguen, afirmó ayer un portavoz de la I División de Infantería. Faluya y Ramadi, dos otras ciudades mayores y más rebeldes, aparecen como los próximos objetivos del Ejército norteamericano en su intento de recuperar los feudos de la insurgencia. Ayer, las fuerzas de EE UU volvieron a bombardear Faluya, 60 kilómetros al oeste de Bagdad. En un comunicado, los militares aseguran que el "ataque de precisión" iba dirigido contra "fuerzas antiiraquíes" que transportaban armas. Según un responsable del hospital, dos civiles murieron en el ataque.
Por otro lado, la policía iraquí halló ayer a dos cadáveres, un hombre y una mujer de rasgos occidentales, en la zona de Al Yusefiya, a unos 20 kilómetros al sur de la capital. El hombre había sido decapitado, y la mujer, tiroteada en la cabeza. Los cuerpos fueron trasladados al hospital de Mahmudiya, pero, de momento, no han sido identificados. En estos momentos, sólo tres occidentales se encuentran oficialmente retenidos en Irak: los dos periodistas franceses y un ingeniero británico.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.