¿Conciliación entre la vida familiar y laboral?
Según mi experiencia, sigue siendo una utopía. Hace más de seis años fui contratada a tiempo parcial en el departamento de reservas de una compañía aérea, donde realizaba mi trabajo en horario de mañana y del que me sentía muy satisfecha. De esta manera, podía atender mi desarrollo e inquietudes profesionales y a mi familia (entonces mi segunda hija tenía un año de edad).
El pasado mes de agosto, la empresa notificó a cada uno de los empleados del departamento la ampliación del horario de trabajo, acogiéndose al art. 41 del Estatuto de los Trabajadores. Las conversaciones previas con el comité de empresa se centraron en la necesidad ineludible de que los empleados debíamos hacer un esfuerzo dada la "delicada situación que está atravesando la industria aérea" y aceptar la flexibilidad horaria; durante el periodo de consultas, en ningún momento se concretaron los nuevos horarios o turnos; aun así, el comité firmó el acta de modificación en fecha 26 de julio.
Dado que esta medida suponía una modificación sustancial de las condiciones laborales, y ante la ausencia de propuestas más imaginativas por parte de dirección y representantes de los trabajadores, se propone percibir una indemnización de 20 días por año de servicio. Se aluden razones técnicas, organizativas y de producción.
Al ser informada del nuevo horario en turnos rotativos semanales (de 17.00 a 20.45 horas o de 19.15 a 23.00 horas), solicité concreción horaria en turno de mañana por tener a mi cargo a un menor de seis años (mi tercera hija tiene dos años) y además ser madre de familia numerosa. Se me niega la petición. Los motivos: no solicitar una reducción de jornada por cuidado de hijo menor y no encontrarme en situación de poder hacerlo por el tipo de contrato (aunque los trabajadores a tiempo parcial tienen los mismos derechos que los contratados a jornada completa); pero, ¿cómo se puede plantear reducir un contrato que de por sí ya es reducido?
Las únicas alternativas posibles a partir de aquí son presentar demanda contra la compañía o aceptar la rescisión del contrato.
El resultado final es que 11 trabajadores (de ellos, nueve somos mujeres), nos hemos visto obligados a dejar la compañía ante la disyuntiva de "trabajo o familia".
Desde estas líneas deseo a mis compañeros mucho ánimo y les envío un afectuoso abrazo. Hemos sido un buen equipo. Hasta pronto.
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