Zapatero y Santana intentan despejar las desconfianzas entre España y Portugal

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y su homólogo portugués, Pedro Santana Lopes, presidirán hoy, en Santiago de Compostela, la 20ª Cumbre entre España y Portugal, una reunión que aporta varias novedades. La primera es que los dos líderes no se conocen y tendrán que despejar algunas susceptibilidades habituales entre los dos países, incrementadas porque el Gobierno socialista está revisando acuerdos cerrados por el precedente. La segunda es que la cumbre será muy breve, y la tercera, que, por primera vez participarán en ella cuatro presidentes autonómicos.

Todo ello, la acumulación de temas a discutir, la reducción del tiempo útil a una sola tarde, cuando las cumbres precedentes comenzaron un día y concluyeron al menos el siguiente, y la incorporación al encuentro de los presidentes autonómicos de las regiones fronterizas españolas, que no tienen homólogos portugueses, generó un cierto malestar inicial en Lisboa. Funcionarios españoles hubieron de empeñarse en explicar que el Gobierno del PSOE no pretende en modo alguno devaluar las cumbres hispano-lusas, una vez concluida la relación idílica que protagonizaron José María Aznar y José Manuel Durão-Barroso. El mismo formato de una sola tarde, aseguraron, será aplicado a las cumbres que se celebrarán antes de fin de año con Alemania, Italia y Francia. El motivo es que Zapatero es partidario de ir al grano y de acortar los prolegómenos.

Los portugueses aceptaron más fácilmente que Manuel Fraga Iribarne, Juan Vicente Herrera, Juan Carlos Rodríguez Ibarra y Manuel Chaves participen en la cumbre, como representantes de Galicia, Castilla y León, Extremadura y Andalucía, y en cumplimiento de la promesa de Zapatero de abrir a las autonomías la política exterior en temas que les afecten.

Esta participación plantea problemas, porque los presidentes autonómicos no tienen equivalente en Portugal y, sin embargo, del lado español, las competencias sobre cooperación transfronteriza en materia de protección civil o extinción de incendios, por ejemplo, están transferidas en buena parte a las autonomías. Lisboa ha respondido al reto enviando a la cumbre de Santiago al presidente de la Asociación Portuguesa de Municipios. No obstante, está previsto que los cuatro presidentes españoles asistan únicamente a la sesión plenaria, a la conferencia de prensa final, como oyentes, y a la foto de familia.

Las susceptibilidades finales portuguesas sobre el nuevo formato de la cumbre se aplacaron, en cualquier caso, con la garantía de que Zapatero y Santana tendrán al menos hora y cuarto para hablar en privado. El presidente español y Durão-Barroso ya dejaron claro, el pasado 4 de mayo en Lisboa, que ni las diferencias sobre Irak ni las ideológicas impedirán que España y Portugal mantengan la estrecha relación que les conviene.

La decisión española de pedir importantes ajustes en los acuerdos energéticos firmados por Aznar y Durão-Barroso no ha facilitado el arreglo. Las dos partes confirmarán hoy plenamente, en cambio, su compromiso con los proyectos de alta velocidad Madrid-Lisboa, para 2010, y Oporto Vigo, para 2009, lo que, dadas las inversiones implicadas, de unos 7.500 millones de euros, es considerado en Madrid como una prueba importante de la voluntad de cooperación.