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Chispas en torno al Mibel

Madrid

España y Portugal firmarán hoy, si se superan las últimas dificultades, como parece, un nuevo compromiso de constitución del Mercado Ibérico de la Energía Eléctrica (Mibel), que enmienda sustancialmente el firmado el pasado 20 de enero en Lisboa por José María Aznar y José Manuel Durão-Barroso. Al menos para España, se trata de un acuerdo nuevo. Tan es así que el Consejo de Ministros tendrá que autorizar la afirma esta misma mañana.

Fue Montilla quien planteó a su colega luso, Álvaro Barreto, el 8 de septiembre en Lisboa, la necesidad de unos ajustes que van mucho más allá de la calificación oficial de "burocráticos" que ahora reciben, sobre un proyecto iniciado en 2001 que ha visto retrasadas sucesivamente las fechas de su entrada en funcionamiento desde enero de 2003 hasta el 20 de abril de 2004 y el 20 de julio de este mismo año. La nueva fecha, fijada en el acuerdo de hoy, es el 30 de junio de 2005.

Desmontar el monopolio

El dilatado plazo de casi un año es necesario para que Portugal cumpla la exigencia española de desmontar el monopolio de hecho que rige en su mercado de la electricidad, controlado por una única distribuidora estatal, que fija tarifas, y alimentado por tres empresas generadoras con contratos exclusivos a largo plazo. La mayor de éstas, EdP, es también estatal en un 28% y tiene importante presencia en España a través de Hidrocantábrico.

Las eléctricas españolas se niegan a aplicar un acuerdo que únicamente favorecía a las eléctricas portuguesas, ya que las posibilidades españolas de penetración en el mercado del país vecino son nulas, mientras las cosas no cambien.

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Cuando Aznar y sus ministros anunciaron, tras reactivar el proyecto en la 19ª Cumbre y firmarlo en Lisboa en enero pasado, un mercado de 53 millones de consumidores, con una capacidad de 260.000 millones de megawatios, unas inversiones programadas de casi 18.000 millones de euros y una facturación anual de 19.000 o 20.000 millones, que se constituiría en cuanto se fusionaran los organismos regulados de los dos países, Portugal ni siquiera tenía organismo regulador de su mercado.

Aznar lanzó este proyecto para dar ejemplo a Francia, que se resiste a desarrollar las interconexiones eléctricas a través de los Pirineos. El hecho es que llegó a las elecciones de marzo pasado sin que el Tratado hubiera sido siquiera ratificado por las Cortes, lo que hacía imposible que entrara en vigor el 2 de abril, como se había anunciado.

Portugal sí cumplió el trámite y España no pueda ahora modificar el acuerdo por el procedimiento de enmienda, sino que debe firmar un nuevo Tratado. Todo ello ha contribuido a complicar una negociación ya de por sí tensa.

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