Bosque dirige el primer diccionario combinatorio en español
No sólo los aviones planean; las dudas, las sombras o las amenazas también lo hacen en boca de millones de hispanohablantes. Así aparece recogido en Redes (SM): "Un diccionario al revés", según el académico de la Lengua y catedrático de la Universidad Complutense Ignacio Bosque, director de la edición.
Sin definiciones, ni acepciones, Redes muestra las combinaciones posibles de unas palabras con otras en función de su significado e intenta construir un árbol que relaciona todos los términos. Así, bajo la entrada plantar aparecen los posibles objetos de esta acción: árbol, bandera, edificación, fundamento, hierba, poste, semilla, tienda, beso, bofetón, cara o batalla. El diccionario señala también un concepto que se relaciona con este término: asentar.
"De las definiciones de las palabras no se deduce el uso que hacemos de ellas los hablantes. Es algo que se suele decir que se aprende con los años y que nunca había sido puesto por escrito. Redes tiene precisamente eso: las palabras en su contexto, en movimiento", explicó ayer Ignacio Bosque durante la presentación del volumen en la madrileña sede de la Asociación de la Prensa.
250 millones de palabras
Los posibles usos de los 250 millones de palabras que figuran en este diccionario han sido tomados a partir de 68 periódicos españoles y americanos de los últimos 20 años. "No es un estudio del lenguaje de la prensa. Hemos tomado los textos periodísticos como muestra, como ejemplo representativo de la lengua común, para evitar la voluntad de estilo de los autores", aclaró Bosque.
Un equipo -integrado por 28 filólogos y coordinado por Concepción Maldonado- ha trabajado durante cuatro años y medio en este proyecto editorial, que ha contado con el apoyo de la Universidad Complutense de Madrid. "Palabras como estupendo o manzana no aparecen en este diccionario porque se pueden combinar con cualquier cosa", explicó Maldonado. Bosque, por su parte, aclaró: "Los términos abstractos tienen más interés en este diccionario que los concretos porque en él se habla de las palabras, no de las cosas. Los usos físicos no son abordables; nos hemos centrado en lo figurado. En una conversación normal usamos muchas metáforas. La combinación de las palabras no procede del sentido común, sino que forma parte del propio idioma".
Bosque subrayó que se trata del primer diccionario combinatorio de estas características en cualquier lengua: "Es una obra innovadora, un retrato del idioma y de los hablantes. En inglés, los diccionarios combinatorios son meras listas. Este libro, sin embargo, demuestra que las asociaciones de palabras no son magia: responden a grupos semánticos. Los términos se agrupan conceptualmente. Con él se abre una nueva dirección para futuros estudios lexicográficos. Es algo nuevo, desde la primera a la última página, que trata sobre lo que hacemos con las palabras".
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