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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Calma parcial

La SEPI, sociedad propietaria de los astilleros públicos Izar, y los sindicatos del naval han pactado un marco de negociación que bien puede entenderse como una corta tregua. Este paréntesis hasta el próximo 29 de septiembre, fecha de la próxima reunión negociadora, viene propiciado por la condena en el Parlamento del plan redactado por la SEPI para salvar los astilleros y tiene como objetivo explorar en un corto plazo las posibilidades de negociación con las autoridades europeas para aplazar la devolución de las ayudas ilegales concedidas a la empresa por los Gobiernos del PP. Tiempo y calma son los elementos fundamentales de esta negociación, porque la restitución inmediata de las subvenciones indebidas colocaría a Izar en situación de quiebra; si se dispone de tiempo, será más fácil encontrar un acuerdo aquí entre la SEPI y los sindicatos y allí entre la SEPI y la Comisión Europea.

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La tregua incluye otro acuerdo: las negociaciones futuras se orientarán a mantener las actividades militar y civil, la primera con mayores probabilidades de supervivencia que la segunda. Pero conviene precisar que el pacto se refiere únicamente al modelo de negociación, no a la estrategia industrial para tratar la crisis empresarial. La segregación de ambas actividades y la llamada de auxilio al capital privado para que participe en una eventual sociedad que aglutine los activos de la construcción civil siguen siendo las estrategias más correctas para resolver la crisis. En su aplicación caben, por supuesto, acuerdos entre el grupo y los trabajadores para modular el alcance de la reestructuración; pero mantener el 100% de la producción en las condiciones actuales del mercado mundial de construcción naval es en la práctica una pretensión imposible. Si los sindicatos, que ayer encabezaron la gran manifestación ferrolana, no entienden la naturaleza del problema -la incapacidad definitiva para competir con los astilleros asiáticos-, deberían explicar a la opinión pública a qué aspiran. Y si es a una subvención permanente, sea cual sea la rentabilidad de su trabajo, cómo quieren hacer realidad tal quimera.

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Ayudaría además a encontrar la calma necesaria para negociar que el PP dejara de jalear a distancia con descripciones falsas de la realidad, pasada y presente. Los Gobiernos del PP son responsables directos de conceder ayudas irregulares y de negligencia, si no de incompetencia, para resolver los problemas del naval. Mientras vendían las empresas públicas rentables en nombre del mercado y de las excelencias del capital privado, mantenían Izar con dinero público en contra de las normas europeas que debían conocer y defender. Un mínimo de pudor exige que guarden silencio ahora o que aporten ideas constructivas y legales.

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