El riesgo de morir de éxito

"La caza mayor corre el riesgo de morir de éxito porque la legislación actual es muy proteccionista". Agustín Madero, biólogo de la Delegación de Medio Ambiente en Jaén, intenta rebajar la euforia que hay en el sector cinegético de esta provincia por las excelentes campañas de los últimos años y las buenas perspectivas que hay para la temporada actual, que se abre el primer fin de semana de octubre.

Aunque el incendio que ha calcinado 7.300 hectáreas en Sierra Morena tendrá consecuencias muy negativas a corto y medio plazo -los hosteleros aseguran que se perderán al menos cinco temporadas de caza en los cuatro municipios afectados-, lo cierto es que la riqueza cinegética de estos montes es tan grande que las empresas que se dedican a organizar monterías aseguran que apenas se notará el impacto.

La superficie total acotada de Andalucía representa más del 80% de la comunidad

La advertencia de Madero tiene que ver con la superpoblación de fauna en muchas fincas. "La gente no entiende que para producir más hay que tener una menor presión cinegética", asegura Madero, para quien el futuro de la caza debe ser apostar por los aprovechamientos sostenibles y la calidad. Este biólogo sabe de fincas que alimentan artificialmente a los animales para buscar los mejores trofeos. "Aunque apenas tiene incidencia es un disparate mantener una densidad muy por encima de lo que soporta la finca".

Sin embargo, el crecimiento del sector es constante en los últimos años, como lo demuestra el número de licencias solicitadas, que en Jaén superan ya las 40.000. El último año, según datos de Medio Ambiente, se cazaron en las diferentes monterías (para manchas de más de 500 hectáreas) y batidas (utilizadas sobre todo en el jabalí) autorizadas 9.419 especies de caza mayor. La misma tónica se mantiene en otras provincias andaluzas. La superficie total acotada de Andalucía supera los siete millones de hectáreas, entre cotos privados (98% del total) y otros terrenos sometidos a régimen cinegético especial, lo que representa más del 80% de la superficie total de la comunidad. El Registro Andaluz de Caza cuenta con algo más de 400.000 cazadores.

Antonio Chamocho fue pionero en la organización de monterías comerciales en la sierra de Andújar a mediados del pasado siglo. Incluso era el encargado de prepararle el terreno al general Franco cuando iba a cazar a las fincas públicas de Lugar Nuevo y Selladores-Contadero. "Hay buenas perspectivas para esta campaña", asegura su hijo, Luis Miguel, que ahora está al frente del negocio familiar. Los clientes de la empresa Hermanos Chamocho llegan del Levante, Madrid, Murcia, Cataluña y también del extranjero. Son cazadores los que todos los fines de semana llenan los hoteles de Andújar y están dispuestos a pagar entre 1.000 y 3.000 euros por un puesto en las mejores fincas de Sierra Morena. "Las fincas de Samuel Flores son las más codiciadas", indica. Cada empresa corre con los gastos del personal necesario para una montería. En total, unos 70 jornales.

Del buen momento de la caza mayor es testigo también José Cano Ramiro, de 66 años y cazador en Sierra Morena desde que era niño. "Mientras que la caza menor va para atrás porque hay muchos depredadores y alimañas, la caza mayor crece cada día: si hace 30 años se mataban cinco reses en una montería hoy pueden llegar a las setenta", asegura.

De la caza vive también Alfonso Blanco Hidalgo, de 63 años, un taxidermista de Andújar que tiene en su taller alrededor de 2.000 trofeos para disecar antes de entregarlos a los clientes. La cabeza de un venado disecada cuesta entre 50 y 120 euros, mucho menos de lo que se paga cuando se trata de la de un toro o de animales cazados en un safari en África.

La provincia de Jaén está a la cabeza en cuanto al porcentaje de espacios clasificados como reservas y cotos nacionales, con el 50,7% de la superficie total en tres cotos nacionales: el de las sierras de Cazorla y Segura, el de Selladores-Contadero y el de Lugar Nuevo, estos dos últimos aún administrados por el Icona. El PSOE se pasó las dos últimas legislaturas reclamando al anterior Gobierno, del PP, la transferencia de esas dos fincas públicas, "dos perlas" cinegéticas, a la Junta de Andalucía, encontrando siempre la negativa por respuesta bajo el argumento de que son espacios destinados al protocolo del Estado.

Durante varias décadas del siglo pasado, el coto nacional de Cazorla y Segura fue considerado el principal reducto cinegético de Andalucía. Sin embargo, en las últimas décadas, coincidiendo con la declaración de las sierras de Cazorla, Segura y Las Villas como parque natural en 1986, la caza ha ido perdiendo peso progresivamente en esta zona, aunque desde Medio Ambiente se achaca a las adversas condiciones topográficas de la comarca, que no puede competir con las dehesas de Sierra Morena. Medio Ambiente cree que la declaración del espacio protegido también ha servido para luchar contra el furtivismo, que aún hoy sigue haciendo estragos en estas sierras. El último año se incoaron en la provincia 640 expedientes, la mayoría de cazadores sin licencia o por vulnerar las zonas de reserva.