"La política teatral tiene que revisarse de arriba abajo"

Un abogado, un publicista y un profesor universitario, "llenos de infelicidades", se reúnen a cenar en el chalet de uno de ellos y su charla evidencia el contraste entre su acomodada posición y sus ideales de juventud. Así parte Cincuentones, la obra de Joan Casas que la compañía Fuegos Fatuos, de Guadalajara, estrena hoy en Barakaldo. Su director, José Antonio Ortega (Barcelona, 1949), la presenta como "teatro basado en el texto y los actores".

Pregunta. Cincuentones es una comedia con mucha mala leche.

Respuesta. Exacto. Sin ser los personajes tres estereotipos, se ve por dónde van las frustraciones de esa generación, del ámbito sexual al económico. Los tres están instalados en los entornos de poder, sus problemas no pueden traspasarse a otra clase, y todas sus utopías universitarias casi se las han cargado ellos mismos. Es un ataque frontal a esa generación.

P. ¿Sin problema no hay comedia?

R. Para que funcione, uno o varios personajes deben tener problemas. Ahí es cuando se ríe el público, somos así de crueles.

P. Echa en falta más apuestas por los dramaturgos contemporáneos.

R. En los últimos años se han hecho políticas de café para todos, pero a los que no estamos instalados en los circuitos comerciales nos llegan migajas. El problema es que no se está haciendo cantera, y la política teatral de este país tiene que revisarse de arriba abajo; el funcionamiento es arbitrario, por caprichos, y debe acabarse.

P. ¿A qué llama "teatro de escaparate"?

R. Al que se hace a partir de producciones con mucho fasto, con repartos hechos a partir de los famosos de las series de televisión. Normalmente es vacuo, banal, pero llenan y todo lo que se salga de eso tiene muy mala supervivencia.