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La dirección del PP le dice a Fraga que no ceda a las presiones de los rebeldes

El presidente gallego afirma que la convocatoria de elecciones depende de la "evolución de la crisis"

Mariano Rajoy pretende resolver su primera gran crisis interna en el PP, la rebelión en Ourense, con la fórmula de mantener un silencio absoluto en declaraciones públicas y un mensaje inamovible de que "no se pueden pedir cosas insensatas". Rajoy deja, además, la solución formal de la crisis en manos de Manuel Fraga. La dirección del PP afirma que Fraga "no cederá" a las presiones de los rebeldes. Y que lo lógico es que la crisis "se resuelva de manera razonable". El presidente de la Xunta, que ayer reunió a su Consejo de Gobierno, debatió con algunos miembros de su Gabinete la posible disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones anticipadas la próxima semana si se confirma la ruptura en el PP gallego.

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La decisión depende del último encuentro que mantendrá Fraga con el presidente del PP de Ourense, José Luis Baltar, el próximo lunes. Ese día se cumplirá la semana de plazo que Baltar dio a Fraga para cumplir unas exigencias que, desde el propio PP de Ourense, consideran "maximalistas" y "casi de imposible cumplimiento". Desde la dirección nacional del PP las ven como un órdago de imposible satisfacción, pues Baltar ha dejado caer que sólo se sentirá satisfecho si los afines a Rajoy salen de la dirección regional del PP en Galicia. La única solución para la dirección nacional es que "se recupere la cordura" y se planteen cosas "razonables". Rajoy, según estas fuentes del PP nacional, no puede permitir este tipo de órdagos pues sería tanto como animar a que surgieran reclamaciones maximalistas en todas las organizaciones regionales del partido.

La cercanía al 15º Congreso, que el PP celebrará los días 1, 2 y 3 de octubre, amplifica además el foco sobre la capacidad de Rajoy para llevar el timón del partido. Y su decisión ha sido mantener un absoluto mutismo, rechazar entrar en debates ni con Baltar ni con nadie de su entorno, hablar cada poco con Fraga para decirle que tiene todo su apoyo y prepararse para cualquier eventualidad, incluida la ruptura.

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Desde la dirección del PP se recuerda que los populares gallegos ya sufrieron una ruptura "mucho más relevante y no tuvo consecuencias electorales". Rememoran la salida del partido de Xosé Luis Barreiro, en 1987, tras una moción de censura con el PSOE. Y subrayan que Barreiro era vicepresidente de la Xunta, muy conocido en Galicia y con fama de buen gestor. Barreiro tuvo, además, dos años para organizar un nuevo partido, que fracasó en las urnas en 1989, cuando Fraga obtuvo su primera mayoría absoluta.

El PP, en todo caso, confía en que la crisis "se resuelva de forma razonable". Ése fue el mensaje que ayer reiteró, en respuesta a varias preguntas, José María Michavila, coordinador de Comunicación del PP. En una entrevista con Servimedia, su compañero en la dirección Gabriel Elorriaga admitió "la gravedad del conflicto" y sólo se aventuró a "confiar" en que se "solucione". Elorriaga, coordinador de Estudios y Programas del partido, recordó que Galicia ha sido tradicionalmente una "fortaleza" de votos para el PP y "un bastión" de la política a desarrollar en el resto de España. Ese bastión ahora está en peligro pese a que Fraga argumentó su decisión de presentarse por quinta vez para que no se rompiera el partido.

Para preparar el terreno a una solución, que tendría que producirse el lunes, Fraga y la dirección del PP enviaron a Ourense como emisario al vicepresidente primero de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, un interlocutor no deseado por Baltar, quien, no obstante, se reunió con él durante tres horas en busca de posibles puntos de encuentro entre dos posturas hasta ahora radicalmente separadas. Núñez Feijoo es catalogado por los partidarios de Baltar como un hombre de Rajoy y ha sido elevado por Fraga a la categoría de número dos de su Gobierno autónomo en la última remodelación. Sin embargo, fuentes oficiales de la Xunta aseguraron que el encuentro, la primera negociación de alcance que se abre tras el estallido de la crisis, discurrió en en un ambiente de "cordialidad".

En todo caso, por si la crisis no se soluciona, Fraga contrastó ayer con sus consejeros opiniones sobre la posible anticipación de las elecciones, según informaron fuentes de la Xunta. En sus declaraciones públicas, el presidente fundador del PP se mostró más evasivo para no ofrecer la impresión de que da la ruptura por hecha. El presidente gallego recordó que los cinco diputados de Baltar en el Parlamento autonómico, suficientes para privar al PP de su mayoría absoluta, se han comprometido a no derribar el Gobierno aun en el caso de que rompan con el partido. Pero Fraga acabó reconociendo que él se plantearía el adelanto electoral "según la evolución" de la crisis del partido.

Dirigentes del PP gallego explicaron que la decisión final sobre un eventual adelanto electoral se tomará la próxima semana, una vez que se conozca cuál es el desenlace de la crisis. Los dos partidos de la oposición, PSOE y BNG, permanecen expectantes, aunque la idea de un posible anticipo de las elecciones gallegas se ha extendido también entre sus dirigentes.

En un gesto nada habitual, Fraga compareció en la conferencia de prensa posterior a su Consejo de Gobierno acompañado de Núñez Feijoo, pese a que contra él dirigen sus reproches los promotores de la escisión. Núñez Feijoo fue también el elegido para acudir ayer a Ourense a una reunión preparatoria del decisivo encuentro que mantendrán Fraga y Baltar el próximo lunes.

Antes de viajar a Ourense, Núñez Feijoo aseguró que pretendía mantener con Baltar "una conversación tranquila entre personas pertenecientes a un mismo partido y con una agenda abierta". Pero la elección de Núñez Feijoo como emisario fue acogida con desagrado por el grupo rebelde, que le considera uno de los hombres impuestos en la Xunta por la dirección nacional del partido. Previamente, Fraga se había afanado por mostrarse deferente con Baltar y aseguró que, sea cual sea el desenlace de la crisis,"se va a mantener una especial amistad, afecto y gratitud para él porque lo merece".

Alberto Núñez Feijoo, vicepresidente primero de la Xunta, junto a Manuel Fraga en rueda de prensa.
Alberto Núñez Feijoo, vicepresidente primero de la Xunta, junto a Manuel Fraga en rueda de prensa.EFE

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