_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El zapato chino

Elevar una anécdota a teoría es error. Por consiguiente, equivocado es concluir que el condenable ataque contra intereses comerciales chinos la semana pasada en Elche es fundamentalmente una muestra gravísima de racismo y de odio hacia la cada vez más numerosa y laboriosa población inmigrante de China en España. Naturalmente que hay tintes xenófobos en quienes, amparándose en un escrito anónimo, invitaron a incendiar almacenes de calzado regentados por chinos. Evidentemente que es preocupante que la policía tuviera una conducta pasiva y que sucesos parecidos puedan repetirse. Pero dicho eso, sería engañosa una radiografía que no reflejara la delicadísima crisis de un sector industrial tradicional, como el del zapato, en tiempos boyantes, y que ahora se hunde ante la falta de atención pública, de una regulación del mercado y de normas laborales mejores, la incapacidad de innovación y, sobre todo, la agresiva competencia desleal de unos fabricantes extranjeros que fijan a tres euros lo que sus competidores españoles venden siete veces más caro.

Se trata de la recurrente historia del dumping social que practican China y otras economías emergentes en este mundo globalizado, merced a sus bajos costes laborales, la falta de protección social y monstruosos horarios. Pero eso no quita para reconocer la calidad del producto y la pericia de sus artesanos. Además, es muy probable que en esta ocasión quienes azuzaron el incendio o participaron en el vandalismo se movieran en la nebulosa ilegal de la economía sumergida de contratos irregulares y sobreexplotación mucho más que los injustamente agredidos.

En buena parte es responsabilidad de las autoridades locales, autonómicas y centrales. Las primeras por no prever lo que se vaticinaba como una amenaza inminente y no vigilar la existencia de almacenes clandestinos; las segundas, por privilegiar objetivos cuestionables antes que salvar el tejido industrial regional, y las terceras, por no ser rigurosas en el cumplimiento de normas aduaneras, fiscales y laborales.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_