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Arrancan las obras de la M-30 sin molestar por ahora al tráfico

Los efectos en la circulación se notarán dentro de un mes

Antonio Jiménez Barca

La obra estrella del alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, la que reformará por completo la M-30, arrancó ayer sin demasiados trastornos. Hubo más ruido político que taladradoras. En algunos enlaces de la M-30 con otros tantos puntos de la capital, los topógrafos preparan el terreno para las máquinas de gran calibre. Hasta dentro de un mes, los automovilistas no sufrirán los efectos, según el Ayuntamiento.

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Ecologistas, en contra

En uno de los lazos que unen la M-30 con la calle de O'Donnell trabajaba ayer una pareja de topógrafos. Se encargaban, del otro lado del quitamiedos, en una curva, de medir los desniveles para preparar el terreno a los obreros. En los próximos días empezarán a desviar canalizaciones de agua o de electricidad. Posteriormente, entrará en acción la maquinaria pesada. El objetivo: mejorar las conexiones entre la M-30 y la calle de O'Donnell. Actualmente, los enlaces son insuficientes para absorber la ingente cantidad de tráfico que entra desde aquí a la M-30 y el que sale de ella bien rumbo hacia el centro o rumbo hacia Vicálvaro.

Los planes del Ayuntamiento prevén construir un nuevo puente, una nueva conexión subterránea y, además, un enlace directo para evitar el rodeo que en la actualidad hay que dar desde la avenida del Marqués de Corbera hasta la M-30 sur.

Además de en este punto, la megaobra municipal de esta legislatura arrancó ayer, de manera más o menos silenciosa, en otros ocho lugares de la ciudad: en la zona noroeste de la M-30, cerca de la glorieta de Francisco Bayeu; en la avenida de la Ilustración; en el nudo de la Paloma; en el nudo de Costa Rica; en la conexión de la M-30 con la carretera de Barcelona (A-2); en el enlace con la carretera de Valencia (A-3); en la calzada izquierda de la conexión del paseo de Santa María de la Cabeza con la A-3, y, por último, en la calzada derecha de este mismo paseo.

A pesar de esto, las obras aún no son visibles, y el automovilista tiene que fijarse mucho para descubrir detalles que le indiquen que los trabajos han comenzado. Un ejemplo es la plaza de José María Soler, que con el paso de los meses se convertirá en un punto neurálgico de las obras del nudo de Costa Rica. Ayer, en uno de los extremos de la plaza, un grupo de obreros se esmeraba en acondicionar unas casetas. En los próximos días, éstas servirán para que allí se cambien los obreros. "Sí, esto servirá de cuartel general para los trabajadores de esta zona", explicaba un encargado. Un gran cartel, todavía tapado por una lona verde, indicará pronto que las obras han comenzado en este punto concreto. Aquí, la intención del Ayuntamiento es construir un paso subterráneo para conducir el tráfico que va desde Costa Rica a la Gran Vía de Hortaleza. Así se evitarán los atascos que actualmente se forman en la plaza de José María Soler.

Aunque las obras apenas se han notado en la calle, han levantado una considerable tormenta política. La portavoz municipal del PSOE, Trinidad Jiménez, aseguró que las obras de la reforma de la M-30 comienzan "sin un plan global de movilidad y sin tener en cuenta cuestiones tan fundamentales como el impacto medioambiental, es decir, sin haber hecho las previsiones necesarias para unos trabajos de tal envergadura".

También Rafael Simancas, portavoz del PSOE en la Asamblea, criticó esta reforma: "Mientras la Comunidad promociona el transporte público el Ayuntamiento apuesta por el coche ejerciendo un auténtico efecto llamada para los conductores". Asimismo, la portavoz de IU en el Consistorio, Inés Sabanés, denunció que las obras empezarán "en la Semana de la Movilidad, y esto quiere decir que no hay ninguna voluntad de intervenir en la movilidad real".

Por su parte, Pilar Martínez, concejal de Urbanismo, del PP, aseguró que el Ayuntamiento dispone de un plan de itinerarios alternativos que hará público en los próximos días. El equipo de Gobierno calcula que tras la reforma de la M-30, entre otras mejoras, bajará la siniestrabilidad y los conductores ahorrarán tiempo y combustible.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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