Barbara Probst Solomon, premio Antonio de Sancha
"España me ha dado mucho. Ha hecho mi vida mucho más interesante", afirma la escritora
La escritora estadounidense Barbara Probst Solomon obtuvo ayer el Premio Antonio de Sancha, que concede anualmente la Asociación de Editores de Madrid, "en reconocimiento a su apoyo a la cultura escrita en español y a su permanente labor de puente cultural entre España y Estados Unidos. Probst Solomon recibirá el premio en Madrid el próximo 26 de octubre.
Probst, colaboradora de EL PAÍS, recibió la noticia en Nueva York con enorme satisfacción. "Estoy contentísima, mucho más de lo que se pueden imaginar", afirmó ayer en conversación telefónica. Sobre el reconocimiento a su labor en apoyo de la cultura española, declaró que es ella quien se siente en deuda. "España me ha dado mucho. Ha hecho mi vida mucho más interesante que si no hubiera encontrado en un café de París a escritores españoles exiliados. España ha hecho mi vida 100.000 veces mejor".
Nacida en Nueva York en 1929, viajó a Europa después de la II Guerra Mundial, para conocer la realidad de la posguerra y para estudiar en París, donde conoció a intelectuales españoles exiliados. En 1948, cuando tenía 18, colaboró, junto a Francisco Benet y Barbara Mailer, en la fuga de los jóvenes antifranquistas Nicolás Sánchez-Albornoz y Manuel Lamana de Cuelgamuros.
Años más tarde escribió el libro Los felices cuarenta, en el que recogía la experiencia vivida en aquellos años. Fue publicado en Estados Unidos en 1971 y apareció en España en 1978 (Seix Barral).
Esos mismos recuerdos de la posguerra española le sirvieron para escribir y dirigir el documental When the war over, que se estrenó en Nueva York en 1997 y se presentó en Barcelona en la Muestra Internacional de Películas de Mujeres en 1998.
Tras la fuga de Sánchez-Albornoz y Lamana, el grupo que lo logró también tuvo que huir. Probst Solomon pasó cinco años en París y luego regresó a Estados Unidos. "En aquella época el intercambio de información era muy pobre, llamar por teléfono desde Europa a Estados Unidos era complicado. No había e-mails como ahora. Conseguir que se publicara algo, aunque fuera pequeño, sobre España en The New York Times tenía mucho más efecto que todo lo que se decía en la Rive Gauche. Empezar a escribir en periódicos en Estados Unidos en aquella época no era fácil para una mujer".
"Mi madre era pintora y mi padre abogado y de él me viene el lado pragmático: siempre es más importante hacer algo eficaz. Conseguí que Eleanor Roosevelt y otros intelectuales firmaran manifiestos para pedir la libertad de otros presos españoles. Y eso aparecía en el periódico".
"Yo no hubiera podido viajar a Europa si no hubiera pertenecido a una familia de clase media alta, si hubiera tenido que ganarme la vida cuando era joven", reconoció, y afirmó que a veces es injusto que se reconozca el papel de los intelectuales y no el de tantas personas desconocidas que lucharon por lo mismo.
"Siempre me he sentido muy vinculada a España. En la revista Península, de Paco Benet y Josep Pallach, escribí mis primeros artículos. Paco me sugirió que escribiera un artículo que explicara la cultura americana a los españoles. Y eso hice. Y explicar también en Estados Unidos qué pasaba en España. Se sabía ciertamente que había un régimen fascista, pero no mucho más".
Probst Solomon reivindicó el papel de los intelectuales y aseguró que éstos no sólo "deben luchar por sus ideas, sino contra los estereotipos".
El premio que recibirá el 26 de octubre consiste en una escultura de Venancio Muro, que representa una paloma con las alas desplegadas sobre un libro. Antes que ella lo obtuvieron, entre otros, Amin Maalouf, Jack Lang y Julio María Sanguinetti.
Babelia
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