El padre Manuel Hernández / R. L.
El último español en Irak
RAMÓN LOBO | Bagdad
Manuel Hernández es menudo y parlanchín; viste pantalón corto y una camiseta vieja plagada de agujeros y manchas. Este carmelita descalzo es, desde la evacuación de las ONG, el único español residente en Irak. En el patio del convento de ladrillo, por el que trastean tres gatitos, hay muescas de metralla de una explosión reciente.