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Entrevista:Estrategias | RAFAEL CALVO - FICE

"Nuestro calzado es un desconocido en España"

Las alarmas se han encendido. La preferencia de los consumidores españoles por el calzado fabricado en el extranjero se ha disparado. En 2003, las importaciones superaron por primera vez los 1.000 millones de euros de facturación, con un incremento del 21,5% respecto a 2002. Para atajar este rumbo negativo, Rafael Calvo, presidente de la Federación de Industrias del Calzado Español (FICE) ha elaborado un extenso memorándum con medidas urgentes: el Plan España.

Pregunta. ¿En qué consiste el plan y a qué intenta responder?

Respuesta. Hemos presentado una nueva estrategia global para el sector, dentro de la cual figura como parte destacada el Plan España, un conjunto de actuaciones específicas encaminadas a reactivar el mercado interior, dado que se está consumiendo ya más zapato de importación que nacional. Somos una potencial mundial y, sin embargo, el calzado español es el gran desconocido en nuestro país.

"La crisis está produciendo una reducción del sector. Va a desaparecer todo lo que no sea competitivo y va a quedar un sector mucho más sólido"

P. ¿A qué atribuyen esa ignorancia?

R. Es cierto que hemos sido tradicionalmente un sector exportador, que no se ha centrado, salvo excepciones, en el mercado nacional. Se trata de cambiar esta situación, una vez constatado el debilitamiento de algunos de nuestros mercados tradicionales, como Alemania o Japón.

P. ¿Eso significa que el escenario futuro de la exportación es difícilmente reversible?

R. Nosotros pretendemos paliarlo con el optimismo que nos da el saber que hay países que se incorporan al consumo, con un potencial ilimitado de posibles compradores. Hablamos sobre todo de China, pero también de India o de Brasil, sin olvidar a Rusia, a la que dedicaremos un plan específico.

P. Todo ello a la par que ponen el acento en motivar al consumidor español.

R. España es un país que ha evolucionado y cuenta con gran capacidad de compra. De hecho, las importaciones que más aumentan no son las de China, sino las de Italia, Alemania, Francia, es decir, el calzado de gama media-alta. No obstante, a partir de 2005 también empezaremos a sufrir la competencia china, al desaparecer las cuotas sobre el calzado de piel que hasta ahora nos protegen. Por tanto, el sector ha decidido considerar a España como un país destino, que requiere un esfuerzo especial. Así nace el Plan España.

P. ¿Con qué objetivos?

R. Las claves son potenciar nuevas estrategias de marca e imagen y el control de la distribución. En relación a la primera, nos ha fallado la imagen-país en el mundo de la moda, pese a que hemos avanzado mucho en el made in relacionado estrictamente con el calzado. Tenemos que hacer otro Plan Global de Moda.

P. ¿Qué otras acciones concretas sobre la imagen plantean a la Administración?

R. Entre otras, hemos pedido ayudas a la financiación de un plan de comunicación dirigido al consumidor final. Además, pedimos la puesta en marcha de un plan de valorización del calzado español, que fomente en el consumidor una relación de empatía hacia el producto nacional, basada en la calidad de lo que se le ofrece, no en razones de patriotismo, que no servirían para nada.

P. ¿Una actuación fuerte sobre la distribución podría dar un giro a la crisis?

R. Es un asunto prioritario. Y no sólo en el mercado interior. Por ejemplo, en los próximos presupuestos del Icex debería contemplarse el apoyo a la apertura de tiendas en Europa, que es el paso previo para abrir luego en otras partes del mundo. En España, queremos estar juntos los fabricantes y los comerciantes. Que el comercio se involucre en la fabricación y viceversa, que la industria entre en la comercialización.

P. ¿Cómo afecta la deslocalización a este proceso de reestructuración?

R. La crisis está produciendo una reducción del sector. Va a desaparecer todo lo que no sea competitivo y va a quedar un sector mucho más sólido, en el que no quepa la economía sumergida, y más formado, tanto entre los directivos como entre los operarios. La deslocalización tiene un componente beneficioso: ayuda a mantener empresas que, si no trasladaran fuera de España la parte más intensiva de su proceso de producción, se verían abocadas a desaparecer.

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