_
_
_
_

Al Qaeda se debilita en la península arábiga

Ángeles Espinosa

El triple atentado del 12 de mayo de 2003 en Riad llevó a las autoridades saudíes a la inusitada medida de publicar los nombres y las fotos de los 26 terroristas más buscados del reino. Desde entonces, la policía ha detenido o matado a 15. "Once están aún en paradero desconocido", admite el general Mansur al Turki, portavoz del Ministerio del Interior.

El desmantelamiento en junio de la célula que dirigía Abdulaziz al Mugrín ha sido el golpe más importante contra el autodenominado Al Qaeda en la península arábiga. Ese grupo se atribuyó la decapitación del estadounidense Paul M. Johnson, el ápice de una primavera sangrienta que dejó medio centenar de muertos en ocho atentados sucesivos.

Pero aunque el nivel de amenaza haya disminuido, no ha desaparecido, coinciden en señalar expertos locales y extranjeros. Así lo prueban el asesinato el miércoles del británico Edward Smith en el centro de Riad, o las dos bombas que estallaron en Yeddah el sábado. Aunque la policía aseguró inicialmente que los responsables de las explosiones eran delincuentes comunes, un alto cargo saudí de Interior ha reconocido a esta enviada que se trataba de "actos terroristas".

"Es gente con antecedentes que encuentra fácil acogida en los grupos terroristas, y como hemos detenido a sus maestros, tienen que echar mano de los menos preparados", explica la fuente desde el anonimato.

El general Mansur evita dar cifras sobre militantes o simpatizantes, pero los expertos locales calculan en unos 2.000 los miembros de Al Qaeda en Arabia Saudí, de los que apenas 350 serían activos. El portavoz también dice desconocer las cifras de detenidos "porque van cambiando".

La pasada primavera, una fuente oficial habló de entre 400 y 500 detenidos desde el otoño anterior. Ahora, fuentes periodísticas locales multiplican por dos ese número y aseguran que el resto o han huido a Irak o han pasado a la clandestinidad. "Se trata de una franquicia de Al Qaeda", defiende un analista europeo. "No operan a sus órdenes, pero comparten su ideología". Los expertos han observado cómo han ido cambiando sus tácticas "según se sucedían sus líderes". Así, de los coches bomba de mayo y noviembre de 2003 se pasó a los atentados en cadena de la primavera, a la vez que a Jaled alí Haj le sucedía Al Mugrín. Tras la desaparición de Al Mugrín, una web islamista informó de que Saleh al Awfi había sido elegido como sucesor. Sin embargo, probablemente encuentre dificultades en reconstruir la infraestructura.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_