Líderes suníes acusan a Washington de impedir la liberación de los franceses
El Consejo de Ulemas, institución que trata de convertirse en un referente religioso de los suníes y que es el mediador oficioso en la mayoría de los secuestros, acusó ayer a EE UU de obstaculizar la liberación de los periodistas franceses Christian Chesnot y Georges Malbrunot, en poder del llamado Ejército Islámico de Irak. Los informadores fueron capturados el 20 de agosto en Latifiya, a 30 kilómetros al sur de Bagdad, cuando se dirigían por carretera a Nayaf.
"Tenemos la impresión de que las tropas estadounidenses no desean la libertad de estos rehenes, porque cada vez que nos aproximamos a una solución, estas fuerzas empujan a la dirección de la escalada militar", aseguró ayer a la agencia France Presse en Qatar, donde se halla de visita, Mohamed Ayach al Kubaisi, representante del consejo en el exterior. "Consideramos que esas fuerzas tienen objetivos políticos, creando un ambiente caótico que no contribuye al progreso". "La liberación de los rehenes requiere una atmósfera de seguridad que no se ha producido desde que conseguimos los primeros signos positivos", añadió.
Al Kubaisi se refiere a la redada (operativo militar con apoyo aéreo) llevada a cabo por los norteamericanos los días 4 y 5 de septiembre en Latifiya, en la que, según el primer ministro interino, Ayad Alaui, fueron detenidos 500 sospechosos. Ese inesperado ataque tuvo lugar cuando se aguardaba la liberación de los periodistas. Los días 11 y 12 hubo una nueva acción, destinada, según la versión oficial, a descubrir el escondrijo donde se encuentran encerrados Chesnot y Malbrunot. Fuentes diplomáticas aseguran que la opinión expresada ayer por Al Kubeisi es también la del Gobierno francés, que en los últimos días ha presentado sus quejas a Washington.
Nada nuevo se sabe de las dos cooperantes italianas, Simona Pari y Simona Torretta, secuestradas en su oficina de Bagdad la semana pasada, ni de los dos norteamericanos y un británico capturados el jueves. Ayer apareció el cadáver de un hombre alto y rubio con las manos atadas a la espalda. Estaba flotando en el río Tigris cerca de Samarra, donde el lunes la insurgencia dijo haber apresado a dos australianos y dos asiáticos, sin especificar el país, miembros de una empresa de seguridad. Un forense afirmó que el hombre lleva muerto tres días. El Gobierno de Australia, ayudado por las autoridades iraquíes, investigaba anoche si ese cuerpo es el de uno de sus ciudadanos.
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