Andalucía y Astilleros
Una de las razones fundamentales por la que nosotros, los ciudadanos, les pagamos a los políticos profesionales, es para que defiendan nuestros intereses.
En el caso de los parlamentarios andaluces, si les abonáramos por objetivos conseguidos, tendrían ellos que pagarle a caja.
El tema de Astilleros viene a colocar las cosas en su sitio. La generosidad con la que se ha ido desmantelando nuestro tejido productivo, desplazándose esa actividad a otras zonas de España o a países de nuestro entorno, todo ello dentro del proceso de construcción europea, ha dado como resultado una Andalucía más empobrecida y dependiente: se ha cambiado riqueza por subvenciones. Además, la gestión de los fondos que han venido no ha estado destinada a crear y fortalecer un nuevo modelo de desarrollo económico, más independiente y descentralizado.
Las potencialidades de nuestra tierra y de su gente, han sido puestas al servicio del clientelismo y la especulación.
Nuestros parlamentarios no se han creído el proyecto que tenían que desarrollar y la mayoría de las veces han trabajado para el vecino o para sí mismos. El proyecto común llamado Andalucía para ellos no ha existido. No es ajeno a esto nuestro presidente Manuel Chaves, al que no se le puede pedir que esté al lado de los trabajadores de Astilleros porque él forma parte del equipo de dirección que ha aprobado el cierre de las factorías. Por otro lado, es deprimente ver la actitud de la oposición en el parlamento de Andalucía, son proyectos agotados, que no tienen alternativa a la situación de estancamiento que vivimos y, en momentos como el creado por el grupo IZAR, se quedan en la pose o en el pataleo. Si Chaves se va, que se irá alguna vez, será por jubilación. Porque no hay nada ni a su derecha ni a su izquierda que represente un alternativa creíble.
Desde mi modesto punto de vista, el tema de la Deuda Histórica, "que no es un tema de dinero", y el debate de la estructura del Estado, son las claves del futuro.
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