"Algunos quisiéramos que Bush regresara al alcohol"
El escritor mexicano Carlos Fuentes (México, 1928) acaba de publicar Contra Bush (Aguilar), donde recoge sus reflexiones sobre el actual presidente norteamericano entre agosto de 2000 -cuando George W. Bush todavía no era más que el candidato republicano a la Casa Blanca- y julio de 2004. Cuatro años repletos de acontecimientos sobre los que Fuentes desliza una crítica demoledora de la Administración neoconservadora que ha "violado el derecho internacional, pasado por encima de las Naciones Unidas y establecido los principios de la guerra preventiva y unilateral".
Pregunta. Por lo que parece, Bush tiene muchas posibilidades de ganar las elecciones.
Respuesta. No ha terminado la campaña. Hay siempre un rebote después de las convenciones, muy leve en el caso de los demócratas, porque fue una convención muy mal orientada, destinada a justificar la actuación de John Kerry en la guerra de Vietnam, mientras que Bush y su cohorte se fueron por todo lo alto en el tema de la seguridad y el patriotismo. Ahora faltan los debates, que son muy importantes. Creo que Kerry es mucho mejor que Bush en un debate, pero falta ver. Nada está decidido hasta que no se acaba.
"Ya dijo Sam Johnson en el siglo XVIII que el patriotismo es el último refugio de los canallas"
P. ¿No le parece sorprendente esta prevalencia de Bush y la capacidad de manipulación de la opinión pública que mantienen los neoconservadores?
R. De manipulación y de intimidación. Así como Hitler en Mein Kampf dijo exactamente lo que quería, el manifiesto neoconservador firmado por todos ellos, desde Cheney a Wolfowitz y de Rumsfeld a Fukuyama, establece claramente el programa, desde 1997, no hay nada de que sorprenderse. Siempre lo dijeron claramente.
P. ¿Cómo explica usted los múltiples errores de cálculo que la Administración de Bush ha cometido en Irak y la falta de información con la que parece haber actuado?
R. Entraron en Irak como un elefante en una cacharrería porque están guiados por la ideología. Yo creo que el Gobierno de Bush practica lo que podríamos llamar un marxismo darwinismo. Marxismo en el sentido de que creen que la historia la deciden fundamentalmente los intereses económicos y las infraestructuras económicas, y darwinismo porque creen en el triunfo del más fuerte. Y esto lo han implantado agitando una bandera muy fácil de agitar, la del patriotismo. Ya decía el doctor Samuel Johnson en el siglo XVIII que el patriotismo es el último refugio de los canallas. Lo más sorprendente es que un hombre que evadió el servicio militar se presenta ahora como el que defiende la seguridad militar de EE UU.
P. ¿Detecta una transformación de la sociedad norteamericana en las últimas dos décadas?
R. Estados Unidos es una sociedad muy móvil que, al mismo tiempo, tiene ciertas bases ideológicas inamovibles que son las que le dan seguridad frente a su extraordinaria capacidad dinámica. En función del cambio necesita ciertas seguridades. Por ejemplo, la seguridad religiosa, algo que ha explotado muy bien Bush. El otro día alguien le dijo en un mitin: "Que Dios le bendiga", y él respondió: "Ya me bendijo". Bush practica una religión propia del pecador converso. Algunos quisiéramos que regresara al alcohol.
P. ¿Cómo una ideología tan radical y con tan poca sustancia ha podido hacerse con el poder en un país tan divers o y con tanta capacidad intelectual?
R. No quisiera hacer comparaciones odiosas, pero recuerde usted cómo el nacionalsocialismo se apoderó de Alemania, un país con una gran tradición intelectual, liberal, democrática, y tras la República de Weimar, y organizó el país en función de un militarismo revanchista, contra el Tratado de Versalles, reivindicando la grandeza de Alemania y resucitando una serie de mitos. Algo similar está haciendo Bush: un Estado militarista, represivo con los derechos humanos, con una misión hacia el exterior, y fundamentada en el viejo puritanismo fundador de EE UU, algo que se manifiesta en todos los fundamentalismos religiosos que proliferan en el país y que ha significado, por ejemplo, la pérdida del Sur por el Partido Demócrata, porque la visión religiosa está con el Partido Republicano y con quien sabe exaltar esos prejuicios.
P. En su libro usted toca también el tema de la supuesta amenaza latina agitada por Samuel Huntington. ¿Se puede hablar de una comunidad hispánica en EE UU única y cohesionada?
R. No, hay muchas diferencias, pero hay una unión que es la lengua, el orgullo de la lengua, el mantenerla viva dentro de EE UU, que es una de las cosas que le chocan a Huntington. Pero yo creo que, de nuevo, el problema va mas allá. Se trata del viejo tema del capitán Achab contra Moby Dick. ¿Dónde está la ballena blanca para salir a arponearla? La sociedad norteamericana necesita un enemigo al que perseguir para sentirse segura.
P. ¿Qué podemos hacer si gana Bush las elecciones?
R. Existe la necesidad de crear un nuevo orden internacional multilateral fundado en el derecho. Y ahí sí creo que la llamada vieja Europa, España, Francia y Alemania, tienen un papel fundamental que jugar junto con América Latina.
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