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Cultura planea dotar a Tàrrega con un centro permanente de artes escénicas vinculado a la Fira

El festival teatral, que en 2005 celebrará 25 años, se cerró ayer con un saldo de 85.000 visitantes

La consejera de Cultura, Caterina Mieras, expuso ayer, en la presentación del balance de la 24º Fira de Teatre al Carrer de Tàrrega, la voluntad de su departamento de apoyarla para que siga siendo un referente teatral para Cataluña y España, y concretó en dos los compromisos: por un lado, promocionar la 25ª edición y ampliar el presupuesto en un 50 % y, por otro, estudiar junto con el Patronato la viabilidad de que Tàrrega se convierta en un centro de artes escénicas vinculado permanente a la Fira, que ayer se cerró con un saldo de 85.000 visitantes, 17.000 de ellos en montajes de pago.

Mieras subrayó que los planes de Cultura para Tàrrega tienen "proyección de futuro" y en ningún caso están encaminados a "tapar agujeros". La presentación del balance final de la Fira tuvo un protagonista artístico de excepción. Carlos Santos presentó el cartel de la próxima edición, en que se celebrará el 25º aniversario: el busto desnudo y orondo de un maniquí de mujer sobre un piano de cola rodeado de coches, como si se hallara en un aparcamiento. "¿Os imagináis cómo sería la vida si se invirtieran los términos del póster y hubiera un montón de pianos y un solo coche?", ironizó Santos, antes de abandonar la sala de prensa para dirigirse al Teatre Ateneu, donde poco después ofreció su concierto de piano No al no.

Tanto el alcalde de Tàrrega y presidente del Patronato, Joan Amèzaga, como el gerente del mismo, Pau Llacuna, manifestaron su satisfacción por el desarrolo de la Fira, que este año presentaba nuevas normas de funcionamiento. La nueva tarifa de la zona de acampada y el aforo restringido de algunos espacios no han originado, según ellos, ningún incidente. En cuanto a las cifras, la venta de entradas ha disminuido con respecto al año anterior. La ocupación total estimada es de 17.000 localidades, entre entradas vendidas e invitaciones. "Esto se debe a que este año la Fira ha durado un día menos y ha habido más espectáculos de calle", justificó Amèzaga. La Guardia Urbana calculó unos 85.000 visitantes a la Fira, de los que 5.159 ocuparon la zona de acampada en la noche del sábado.

Por su parte, el director artístico de la Fira, Llorenç Corbella, se mostró especialmente satisfecho con una de las novedades que presentaba la programación en esta edición, la presencia de un director invitado. "Con la Cantata de Xavier Albertí hubo momentos en que a mí se me pusieron los pelos de punta".

Lluvia y humor

Aunque la lluvia obligó el sábado al anochecer a suspender los espectáculos de calle, de los que se ofrecieron a cubierto destacó Solala, en el que Cristina Medina demostró su polifacetismo. Tiene gracia, desparpajo y sabe meterse al público en el bolsillo. Tiene poder de convocatoria y es capaz de escenificar ella sola una disparatada historia. Ella es la andaluza Cristina Medina, de Pez en Raya. Solala es un montaje en el que, sobre el escenario, ella se lo guisa y se lo come todo. Dirigida por David Sant, Medina se transforma en una mujer sin medios al cuidado de sus cinco bebés mientras el marido está en el frente, lo que la lleva a cambiar a uno de sus hijos por un vaso de leche, por ejemplo. Un aparente melodrama que Medina convierte en una tronchante parodia pasada de vueltas gracias al recurso de la pantalla sobre la que se proyecta el texto, como en el cine mudo, y que previamente nos ha introducido con unos absurdos pasos de claqué y flamenco envuelta en un batín amarillo chillón para que le dé mala suerte.

La compañía catalana Mite-les presentó una comedia tontorrona sobre el decisivo paso que supone el matrimonio. Fins que l'amor ens separi sitúa a una mujer en la treintena que acaba de huir del altar, ha perdido un zapato y no sabe si decir o no junto a sus dos damas de honor. El resultado no tiene más interés que un capítulo de Sexo en Nueva York en su peor temporada.

En cuanto la lluvia despejó, la Fira volvió a la calle. Xabier Larrea llenó la plaza de los Comediants con su personaje Mr. Frack y su sencillo espectáculo a base de juegos malabares con mazas, mazas de fuego, equilibrios, algo de mimo y una notable destreza con el diábolo.

En sesión de medianoche, el Teatre Ateneu ofreció un cabaret coreográfico de Xavier Albertí, una coproducción del teatro Maestranza de Sevilla y el Liceo, estrenado en su foyer. Tórtola Valencia es un montaje delicado como las gasas y telas indias que maneja Mònica Quintana con destreza alrededor del cuerpo de Anna Casas (Tórtola Valencia) y con las que le confecciona un maravilloso e ingenioso vestuario. La esencia de esta mujer cuya vida estuvo plagada de leyenda es lo que este montaje sabe transmitirnos. Carlos Murias nos da pinceladas de su vida, mientras el propio Albertí toca en directo el piano.

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