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Entrevista:SERGUÉI ARUTIÚNOV | Experto en los pueblos del Cáucaso de la Academia de Ciencias de Rusia

"En Rusia se está gestando un Tercer Reich; lo que falta aún es un Hitler"

Pilar Bonet

"En Rusia se está produciendo una conjunción entre el fascismo del pueblo y el fascismo de las autoridades, y el acto terrorista en Beslán es muy ventajoso para los servicios secretos y las fuerzas alrededor del presidente Vladímir Putin, que quieren pisotear la democracia y restablecer el totalitarismo soviético", opina el profesor Serguéi Arutiúnov, responsable de la sección de los pueblos del Cáucaso en el Instituto de Etnología y Antropología de la Academia de Ciencias de Rusia.

En una entrevista con EL PAÍS, Arutiúnov recurre a menudo a la analogía para reforzar sus tesis. "Rusia", dice, "está gestando su Tercer Reich". "El primero fue el de la dinastía de los Románov; el segundo, el de Stalin, y el tercero, se crea ahora. Lo tenemos todo para ello: un partido como Rusia Unida, que no es el partido nazi, pero sí algo parecido a la Falange Española, unas juventudes parecidas a las hitlerianas y mucho fascismo en la sociedad", afirma. "Lo que no tenemos aún es un führer, porque Putin no es ni Hitler ni Mussolini, ni Franco, pero sí es un Hindenburg", dice refiriéndose al mariscal Paul von Hindenburg, el presidente alemán, que llamó a Hitler a la cancillería en 1933. "Las circunstancias empujan a Putin al papel de Hindenburg y es posible que en el 2008 o antes, alguien le obligue a entregar el poder a un verdadero führer", explica el etnólogo, que además ve semejanzas entre Putin y Nicolás II, el último emperador de Rusia. Ambos pueden definirse como "hombres honrados, oficiales irreprochables, buenos padres de familia y buenos cristianos, pero carentes de voluntad política, que se rodean de canallas, que se quitan la responsabilidad de encima y se lavan las manos, que no controlan y no tienen prisa por destituir a los que cometieron errores".

"En Rusia se está produciendo una conjunción entre el fascismo del pueblo y el fascismo de las autoridades"
"El islamismo radical conquista poco a poco a los jóvenes del Cáucaso que no tienen ni un céntimo, ni educación, ni trabajo"
"El desencanto de la democracia produce fascismo entre los rusos e islamismo radical entre los pueblos del Cáucaso"

El ambiente xenófobo y nacionalista hoy en Rusia, puntualiza Arutiúnov, se dirige contra los ciudadanos de origen caucásico, a diferencia del ambiente antijudío de la época zarista. "Nicolás II estaba en contra de las matanzas de judíos y pedía a la policía que las atajara, pero en el fondo de su alma no le gustaban los hebreos. Putin está en contra de una política anticaucásica, pero en el fondo de su alma también tiene prejuicios contra los caucásicos. Como Nicolás II, Putin no quiere apoyarse en los nacionalistas y racistas, pero cada vez le queda menos gente en quien apoyarse".

"Puede que Putin y el jefe del Gobierno, Mijaíl Fradkov, que es de origen judío, sólo quieran un régimen autoritario sin matices xenófobos, pero otros, especialmente la alta oficialidad, quieren un régimen totalitario con tintes nacionalistas rusos", afirma.

Los ánimos fascistas de la sociedad se plasman, según Arutiúnov, en el veredicto del jurado de civiles de Rostov sobre el Don, que absolvió al capitán Eduard Ulman y a los militares que, en 2002, mataron a tiros a seis civiles, viajeros de un autobús, en Chechenia. Al primer civil lo mataron por error en un control y a los cinco restantes para borrar las huellas del suceso. El jurado les absolvió tras aceptar que los acusados "cumplían órdenes" y Ulman fue recibido con flores en su ciudad, la siberiana Novosibirsk. La fiscalía militar ha recurrido la sentencia.

En el Cáucaso ruso los conflictos se encadenan. En Daguestán "surgirá pronto un terrible conflicto interétnico" debido al tozudo intento de crear una vertical de poder de patrón único, muy poco adecuada para una región con más de una treintena de grupos étnicos diferentes. Arutiúnov se refiere a la pugna entre el alcalde de la ciudad de Jasavyurt, Saigidpash Umajánov, y el jefe del Consejo de Estado de la república, Magomedalí Magomédov. El alcalde es de la etnia de los avar (considerados descendientes de los antiguos ávaros), y Magomédov, de la etnia darguín. Los avar, el pueblo más numeroso de Daguestán, tienen una mentalidad guerrera, y los darguín, protestante y burguesa. En la república hay muchos sheijs (líderes musulmanes), cada uno con sus seguidores.

En Chechenia se recrudeció la guerra partisana y el terrorismo, además de producirse una "chechenización del conflicto". "Antes se mataban más entre chechenos y rusos, ahora, entre chechenos". Los ingushes y los osetios están enfrentados por la región de Prígorodni (administrada por Osetia). "Los ingushes están obligados a vivir junto a las tumbas de sus antepasados, por eso nunca renunciarán a Prígorodni".

Hasta ahora, el cristianismo y el islam han sido "capas finas en la esencia pagana de la mayoría de los pueblos del Cáucaso". Pero el islamismo radical, "en tanto que tendencia política que utiliza la fraseología religiosa", conquista poco a poco a los jóvenes del Cáucaso que "no tienen ni un céntimo en el bolsillo, ni educación, ni trabajo", a "los intelectuales frustrados con pocos ingresos y muchas pretensiones" y a "los campesinos sin tierra". Las ideas que se propagan son variadas, desde "el califato a las comunidades tribales al estilo de las reservas indias".

El conflicto de Chechenia, que Yeltsin hubiera podido solucionar halagando la vanidad del general Dzhojar Dudáiev, se ha teñido de matices religiosos. Si la primera Constitución de los independentistas, en época de Dudáiev, fue copiada de Estonia y era un modelo de democracia, la segunda fue copiada del modelo reaccionario de Sudán. Tal giro se debe, según Arutiúnov, a un desencanto de la democracia, que es común a chechenos y a rusos. Entre los primeros prende el islamismo radical, y entre los segundos, el fascismo.

El islam vive hoy una evolución semejante a la reforma protestante en el cristianismo en el siglo XVI. "El islam tradicional es como la Iglesia católica. Entre los reformistas, hay radicales como Calvino, cuya inquisición fue peor que la del Papa de Roma, y los hay liberales". "La sociedad burguesa que surge en el mundo islámico origina un protestantismo islámico que puede adquirir formas suaves o severas. Los jóvenes sin cultura del Cáucaso que perdieron el respeto al derecho consuetudinario, (el adat), y que sólo han aprendido a "montar y desmontar el fusil", se sienten atraídos por las tendencias radicales, señala Arutiúnov.

En el islam ruso no hay figuras fuertes, opina. "El clero dirigente y el clero medio, en su mayoría, son leales al Gobierno ruso, pero en privado, en Daguestán y en Tatarstán (los principales centros islámicos de Rusia), no esconden que su fin es la sharya (la ley islámica) y el califato".

Arutiúnov está a favor de internacionalizar los conflictos del Cáucaso. Propone una solución al estilo de Andorra para Chechenia y Osetia, es decir, "un protectorado doble" ejercido por Georgia y Rusia, sobre la Osetia unida (Osetia del Sur, el territorio separatista dentro de Georgia, y Osetia del Norte, perteneciente a Rusia) y sobre la zona meridional de Chechenia. "Eso permitiría asegurar la neutralidad del territorio y bloquear la zona montañosa de Chechenia para que no sea un centro terrorista".

Serguéi Arutiúnov.
Serguéi Arutiúnov.ANATOLI MORKOVKIN

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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