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Hacia una base europea del impuesto de sociedades

La UE acuerda analizar la armonización de ese tributo, aunque con reticencias de algunos países

Gabriela Cañas

La receptividad del Ecofin a la propuesta de la Comisión Europea de establecer la misma base imponible para los impuestos de sociedades se tradujo ayer en el acuerdo de analizar seriamente su viabilidad. Es una propuesta que el Reino Unido recibe como anatema por una cuestión de principios. "La competencia fiscal es la mejor forma para avanzar", dijo el británico Gordon Brown. Irlanda también lo rechaza; tiene el impuesto de sociedades más bajo de la Unión (ver gráfico). En Estonia ni siquiera existe. Sólo aplica un impuesto del 26% sobre los beneficios repatriados por las empresas a sus países de origen.

El español Pedro Solbes se mostró en principio a favor de la propuesta, aunque mantiene una prudente distancia. "Hay buenos argumentos a favor, como la reducción de las cargas administrativas o la mayor transparencia, pero también hay problemas técnicos", explicó Solbes. "Una armonización de la base imponible podría conducir también a una armonización del impuesto y no estamos a favor de ello".

Tanto los ministros como la Comisión Europea destacaron ayer que tras este debate no hay tanto un intento de armonización fiscal como de mejorar la competitividad de las empresas europeas. Una base igual para todas aliviaría costes a las compañías establecidas en varios países de la Unión Europea a la hora de pagar sus impuestos. Como ventajas se destacan también una mayor transparencia y una menor evasión fiscal.

Avanzar en competitividad

Holanda explicó a este respecto a sus socios europeos su paquete nacional para reducir cargas administrativas a sus empresas. Las cargas administrativas suponen el 3,6% de su PIB y la mitad de ellas vienen impuestas por la legislación europea. Extrapolando los datos holandeses a la UE, eso significaría que el coste del papeleo de las empresas europeas asciende a 340.000 millones de euros anuales.

"El problema en Europa es que ni siquiera tenemos un análisis serio sobre cuáles son las cargas administrativas que soportan nuestras empresas", dijo el holandés Gerrit Zalm. "Lo que es evidente", dice una fuente de la Comisión, "es que las cargas de nuestras compañías son mayores que las de las norteamericanas, por ejemplo, lo que les resta competitividad. Pero los gobiernos europeos deben tener en cuenta que son ellos los que suelen imponer con sus políticas nacionales unas cargas tan elevadas".

Ante la imperiosa necesidad europea de mejorar la competitividad de la zona, el Ecofin evocó la idoneidad de adoptar una armonización de la base del impuesto de sociedades en una cooperación reforzada, es decir, llegar a un acuerdo entre un cierto número de países aunque algunos decidan quedarse fuera, como ya ocurre con el euro o el espacio Schengen. "Este asunto de la base del impuesto de sociedades", afirmó Solbes, "va a ser muy importante en los próximos meses y en los próximos años".

La propuesta del francés Nicolas Sarkozy de castigar con menos fondos europeos a los países que, como el grueso de los diez nuevos socios, gravan a sus empresas con un impuesto de sociedades menor que la media quedó prácticamente aparcada. Sarkozy insistió ante la prensa en sus ideas. "Es difícil explicar a nuestros ciudadanos que hay países que son lo suficientemente ricos como para reducir sus impuestos y, al mismo tiempo, suficientemente pobres como para recibir ayudas europeas", repitió una y otra vez el ministro galo rodeado de cámaras y magnetofones. Polonia, Eslovaquia y República Checa habían encajado como una declaración de guerra esta propuesta que Sarkozy ya había anunciado públicamente el lunes pasado.

Ayer, cuando llegó el momento de debatirla entre los socios europeos, Sarkozy no sólo fue menos explícito, como destacó después su homólogo portugués António Bagao Félix, sino que ni siquiera se quedó hasta el final del debate, como desveló el belga Didier Reynders. Previamente, Sarkozy se había reunido con el británico Gordon Brown y con el italiano Domenico Siniscalco. Los dos coincidieron con el alemán Hans Eichel en manifestar lacónicamente que hay que buscar una solución a la deslocalización de las empresas.

Pero la propuesta de Sarkozy tuvo la virtud de generar dentro del Ecofin informal que se ha celebrado el viernes y ayer en La Haya un debate más profundo sobre el problemas de la fuga de las empresas. Los ministros coincidieron en señalar que éstas no se trasladan a otros países sólo en razón del impuesto de sociedades. El precio de la mano de obra (que en Eslovaquia, por ejemplo, es cinco veces más barata que en España) o las infraestructuras nacionales son otros factores que cuentan. "Se ha hablado del caso irlandés", explicó Solbes. "Allí la fiscalidad es menor, pero también ha contado la mano de obra joven y preparada, con dominio del inglés. Lo importante es mejorar la productividad europea para mejorar el empleo y los salarios".

Los fondos estructurales protagonizaron el primer y muy preliminar debate sobre el presupuesto europeo para el septenio 2007-2013. La Comisión recordó que si el reparto de fondos para regiones Objetivo 1 (con renta per cápita menor al 75% de la media comunitaria) se hace para 27 países (con Rumania y Bulgaria), en vez de para 25 como contemplaban los anteriores esquemas de Bruselas, habrá aún menos dinero para todos. España, que ya prevé perder el 30% de los fondos que percibe ahora (alrededor de 8.000 millones de euros al año), según las primeras cuentas, aún perdería más (unos mil millones anuales) de incorporar ya al pastel a Rumania y Bulgaria.

Revisión al alza del PIB

El debate sobre la coyuntura económica se revistió de un cierto optimismo. El comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia, presentó al Ecofin sus previsiones revisando al alza el ritmo de crecimiento europeo. "Dado el avance mayor de lo esperado durante la primera mitad de este año es posible que el crecimiento de 2004 en su conjunto pueda situarse en torno al 2% y el de 2005, por encima del 2%". La anterior previsión de Bruselas de crecimiento del PIB para este año se situaba en torno al 1,8%.

El Ecofin estima positiva la situación económica europea tras un largo periodo de débil crecimiento y en medio de un alza considerable del precio del petróleo. "La industria europea utiliza menos energía y por tanto es menos vulnerable que en la crisis anterior de los años 70", dijo el holandés Zalm. El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, se manifestó en la misma línea. "Los precios del petróleo tienen sin duda un impacto en la economía europea, pero nuestra menor dependencia lo ha hecho menos dramático que en el pasado. Europa mantiene su credibilidad con una inflación baja que beneficia a la generación de empleo".

Juncker, Almunia y Sarkozy (de izquierda a derecha) bromean después de posar para la foto de familia.
Juncker, Almunia y Sarkozy (de izquierda a derecha) bromean después de posar para la foto de familia.EFE

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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