Mike Leigh gana el León de Oro
Javier Bardem logra la Copa Volpi por 'Mar adentro', que recibe el Premio Especial del Jurado
Vera Drake y Mar adentro se disputaron el León de Oro hasta el último minuto. El jurado de la Mostra tuvo que reunirse de nuevo ayer por la mañana porque en la sesión del viernes no se había alcanzado un acuerdo. El presidente del jurado, el inglés John Boorman, y el más popular miembro del mismo, el estadounidense Spike Lee, encabezaban los dos bandos. Al fin, se impuso el criterio de Boorman y Vera Drake fue situada en lo más alto del palmarés, en perjuicio del filme español.
La Copa Volpi a la mejor interpretación masculina, por el contrario, resultaba muy predecible. No se había visto en la Mostra a ningún actor capaz de rivalizar con Javier Bardem y su encarnación del tetrapléjico Ramón Sampedro. Flotaba, en cualquier caso, una sombra de duda sobre el pronóstico: Bardem ya había recibido la Copa Volpi en 2000, por su papel de Reinaldo Arenas en Antes que anochezca, y entraba dentro de lo posible que el jurado tratara de evitar que el actor español se erigiera, por acumulación de reconocimientos, en un "rey de Venecia". Al final, ni se planteó el asunto. Su trabajo llegó al Lido veneciano como gran favorito y se mantuvo en ese puesto hasta la ceremonia de clausura, desarrollada anoche en el teatro de La Fenice.
'Vera Drake' y 'Mar adentro' se disputaron el primer premio hasta el último minuto
Cualquier otra opción habría sido, además de sorprendente, injustificable.
Lo mismo ocurrió con Imelda Staunton. En cuanto se proyectó Vera Drake, crítica y público la dieron ya por premiada. Su papel, dividido en dos vertientes, la alegre y animosa previa a la detención y la amarga y doliente después, era un auténtico caramelo, un regalo para cualquier actriz de talento. En ese sentido, podía quizá atribuirse más mérito a Nicole Kidman, que se desempeñaba de forma excelente en un papel menos creíble y en una película, Birth, más endeble. Pero Staunton estaba tan grande, y lucía con tanto esplendor sus recursos expresivos, que el jurado no necesitó discutir para asignarle el premio.
Vera Drake, seguida de cerca por Mar adentro, encabezó desde siempre las preferencias de la crítica, recogidas por la revista oficial de la Mostra. El público, en cambio, amó Binjib sobre todas las demás películas presentadas a concurso. Cabe decir que el público demostró un gusto excelente. Frente al clasicismo de Vera Drake y Mar adentro, dos dramas de factura convencional, Binjib apostaba por el silencio (apenas contiene diálogos), la sugerencia y la magia visual. Habría constituido un León de Oro muy razonable, con el mérito añadido de que fue incluida en el concurso como sorpresa, sin anuncios ni promoción previa. Su autor, Kim Ki-duk, tuvo que contentarse con el León de Plata a la mejor dirección. Es de esperar que Binjip constituya para todo el público europeo, como para el veneciano, una de las sorpresas más agradables de la temporada.
Había otras dos aspirantes a un reconocimiento de máximo nivel por parte del jurado: Land of plenty, de Wim Wenders, y, sobre todo, Las llaves de casa, del italiano Gianni Amelio. Wenders llegó a Venecia autodescartándose y asegurando que, pese a concursar, no sentía interés en competir. Gianni Amelio, en cambio, desembarcó en el Lido con un formidable apoyo institucional: el ministro italiano de Actividades Culturales, Giuliano Urbani, afirmó públicamente que el León de Oro tenía que ser para Las llaves de casa; la televisión pública RAI, productora del filme, presionó al jurado de forma indisimulada; y los grandes periódicos italianos desarrollaron una intensa campaña de apoyo. La Repubblica titulaba ayer: "Todos quieren el oro para Amelio", y decía que el filme tenía "el 99% de las posibilidades de triunfo".
Algunos sospechaban que todo estaba atado y bien atado, ya que el mismísimo presidente del jurado, John Boorman, estaba en tratos con la RAI para que le produjera una película sobre el emperador Adriano.
Al final, para gran enfado de la RAI, el Gobierno italiano y los tifosi cinematográficos locales, se impuso la lógica. Las llaves de casa era un trabajo más que correcto, conmovedor y bien interpretado. Charlotte Rampling ofrecía una prestación sensacional en un papel secundario, y el joven Andrea Rossi, el minusválido que soportaba todo el peso del relato, constituía un descubrimiento muy especial. El filme no estaba a la altura, sin embargo, de las obras que alcanzaron los principales premios.El jurado ni siquiera concedió a Andrea Rossi el Premio Marcello Mastroianni como mejor actor novel, una consolación que se dio por segura hasta la ceremonia de entrega de premios. El Marcello Mastroianni fue para Marco Luisa y Tommaso Ramenghi, los dos protagonistas de Lavorare con lentezza, un filme menor, fresco, divertido y sin grandes ambiciones que acabó convirtiéndose en el único largometraje italiano reconocido por la Mostra de Venecia.
Babelia
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