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Columna
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Modelos y políticas

Desde que en 1970 Ernest Lluch dirigiera la importante obra sobre L'Estructura econòmica del País Valencià, las cosas han cambiado y de qué forma. Si hoy se redactaran nuevamente aquellas líneas, la construcción y un sector de los servicios, el turismo, pasarían a ocupar la mayor parte de las páginas. En cuanto a los sectores industriales, atraviesan graves dificultades. La situación es para reflexionar con cautela sobre la realidad, contemplar las reducciones en las cifras de exportación, y estudiar los sectores afectados para ver de adoptar las medidas necesarias antes de que sea demasiado tarde. Hace unos meses la Cámara de Comercio de Valencia hizo públicos los resultados de un estudio, realizado por varios profesores del Instituto de Economía Internacional de la Universitat de València sobre La nueva economía global y su incidencia en los sectores tradicionales de la Comunidad Valenciana expresando su preocupación por la situación de sectores tradicionales tales como calzado, textil, mueble, o cerámica. Se hace necesaria una revisión clara sobre el modelo económico y la política industrial. El Gobierno autónomo se encuentra ante la grave tesitura de tener que definir la política económica para los próximos años, para lo cual la Consejería de Empresa, Universidad y Ciencia puede ser una buena oportunidad. Debe decidir si continúa potenciando la construcción mediante obras dirigidas principalmente a animar la demanda interna dando protagonismo principal al sector turismo o si contempla en toda su complejidad la realidad social valenciana, los ejes industriales tradicionales, los sectores exportadores, las comarcas del interior, y el privilegiado equilibrio económico valenciano del que hemos venido disfrutando entre los sectores agrícola, industrial y de servicios. Porque si esto fuera así habría que actualizar el modelo económico valenciano basado en la especialización de empresas de un mismo sector en el término de una comarca que conforman un modelo de organización válido aprovechando las oportunidades de su cooperación. Modelo de distritos industriales autóctonos que permite disfrutar de las ventajas de su vinculación al territorio y que es posible potenciar si ello vaya unido a inversiones en infraestructuras, formación, investigación, y apoyo estratégico a la comercialización. Las empresas deben basar su competitividad en la calidad, conservando en terreno propio los procesos más valiosos de la cadena de valor que configura el precio final de los productos. Hoy la dificultad estriba en que por el tamaño de nuestras empresas el traslado al exterior de procesos menos cualificados dentro de la cadena de valor requiere de una capacidad tecnológica y financiera de la que normalmente carecen. Por ello se hace necesario adoptar una política industrial que permita reconocer de inmediato el modelo económico por el que optamos. Utilizando eficazmente los instrumentos de que se dispone a partir de las características de nuestra realidad social. Que contemple las debilidades de nuestro pequeño tamaño industrial con la visión puesta en la fortaleza de su flexibilidad. Con apoyo en la innovación, profesionalidad en la gestión, cooperación empresarial, y establecimiento de redes en el exterior que favorezca recuperar posiciones a unas cifras que apuntan a que nuestra pérdida relativa de productividad ha afectado gravemente a la competitividad de los sectores tradicionales valencianos en los mercados internacionales.

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