El pueblo grande se come al chico
La Comunidad ha perdido 20 municipios en los últimos 100 años de historiaEl crecimiento de las ciudades y los movimientos migratorios han hecho desaparecer 20 municipios desde 1900
Las últimas 10 décadas de historia se han tragado 20 municipios en la Comunidad de Madrid. Son las localidades que no han resistido el paso de los años y los movimientos de población; los que han desaparecido, al menos nominalmente, del mapa. Y, en el lado contrario, apenas han nacido otras dos nuevas localidades: El Atazar y Tres Cantos. Éste es el resultado de un estudio de población realizado por el Instituto de Estadística de la Comunidad de Madrid.
En este camino, explica el informe estadístico, existen diferentes modalidades de desaparición. La más común ha sido la del pez grande que se come al más chico, esto es, los municipios más grandes se han ido extendiendo hasta fusionarse otros más pequeños. El caso más evidente es el de la ciudad de Madrid, que ha absorbido en estos años diferentes pueblos que son hoy barrios o distritos de la capital. Aravaca, Barajas de Madrid, Canillas, Canillejas, Carabanchel Alto, Carabanchel Bajo, Chamartín de la Rosa, Fuencarral, Hortaleza, El Pardo, Vallecas, Vicálvaro o Villaverde nunca volverán a tener un alcalde propio.
Otro ejemplo quizá menos conocido, dentro de la misma modalidad, se puede localizar en la sierra norte de la región, a 73 kilómetros de la capital, concretamente en Rascafría, que engulló en 1975 al municipio de Oteruelo del Valle. Esta antigua localidad, hoy sólo aneja, situada al pie del puerto de Malagosto, probablemente se llamó así por el nombre de un otero (cerro aislado que domina un llano) de los montes donde pudieron tener su primer asentamiento las gentes que luego bajaron a cultivar la tierra. Tras la Guerra Civil, sus habitantes fueron abandonando el municipio hasta perder su condición en 1975.
El camino del medio
Otras antiguas localidades optaron por la modalidad de fusionarse entre sí. Algunos de ellos, negándose a perder su identidad, optaron por el camino del medio para buscar un nuevo nombre. Éste es el caso de la fusión de Lozoyuela, Las Navas de Buitrago y Sieteiglesias, que pasaron a formar en 1975 el Ayuntamiento de Lozoyuela-Navas-Sieteiglesias.
Otros optaron por un renacimiento completo, con nombre incluido. Así, ese mismo año, Manjirón, Paredes de Buitrago y Serrada de las Fuentes, juntos, pasaron a llamarse Puentes Viejas, por la presa que se encuentra en este municipio situado a 74 kilómetros al norte de la capital. En actualidad están censados allí 425 habitantes, el 40% de los cuales tiene más de 60 años, según los últimos datos del instituto de estadística de la Comunidad de Madrid. Los topónimos que se han perdido en esta anexión son: Manjirón, que procede del árabe majairon, que significa "cabezota" y hacía referencia al peñascal sobre el que se sitúa la población; Paredes de Buitrago, lugar de paredes de fincas perteneciente a la tierra de Buitrago (localidad situada unos pocos kilómetros al norte), y Serrada de la Fuente, que hace referencia a un lugar de la sierra donde se encuentra una fuente.
Hasta aquí, los 20 ayuntamientos que pasaron a mejor vida. Otros, simplemente, decidieron cambiar el nombre de su localidad. Cubas pasó a ser Cubas de la Sagra, Olmeda de las Cebollas a Olmeda de las Fuentes, Puebla de la Mujer Muerta a Puebla de la Sierra, Chozas de la Sierra a Soto del Real o Ribas de Jarama a Rivas-Vaciamadrid, entre otros.
Los movimientos de población han sido una de las causas fundamentales de estas desapariciones y han cambiado, de paso, la situación de los grandes núcleos de población de la región. A comienzos del siglo pasado, los municipios más importantes eran, aparte de la capital, Alcalá de Henares con 12.056 habitantes y Aranjuez con 11.772, seguidos de tres poblaciones que en aquel momento superaban los 5.000 habitantes: Col-menar de Oreja (6.066), Colmenar Viejo (5.358) y Chinchón (5.049).
Algunas de las grandes ciudades de hoy contaban entonces con un población muy reducida. Uno de los casos más llamativos es el de Móstoles, donde residían al principios del siglo XX 1.342 personas. Hoy hay casi 200.000.
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