Hallados en el mar los restos del buque de guerra inglés 'Victoria'
Un grupo de submarinistas ha hallado en el mar, en la costa libanesa, los restos del barco de guerra británico Victoria, hundido por un estúpido error el 22 de junio de 1893 en el que está considerado uno de los más flagrantes casos de ineptitud náutica e incompetencia militar de la historia. En la catástrofe del navío, que era el buque insignia de la flota británica del Mediterráneo, perdieron la vida 358 marinos -la mitad de la tripulación-, incluido el vicealmirante George Tryon, responsable (y así lo admitió él mismo antes de ahogarse: "It's all my fault") de la desgracia. Para el equipo que ha hallado el barco y que lo rastreaba desde 1994 se trata de un descubrimiento comparable al de los restos del Titanic, informa Efe.
El Victoria -botado en 1887 y bautizado en honor de la reina- era un buque de una categoría que puede definirse como preacorazado; desplazaba unas 10.000 toneladas e iba provisto de una mastodóntica artillería en una sola torreta. Colisionó durante una maniobra de la flota en tiempo de paz contra otro navío de la misma, el Camperdown, que le abrió un enorme boquete en el casco. El Victoria se hundió en menos de 15 minutos a unas cinco millas de la costa, frente a la ciudad de Trípoli.
La flota navegaba en una doble columna de 6 y 5 buques respectivamente, a seis cables de distancia entre una y otra, cuando el vicealmirante ordenó virar media vuelta hacia dentro a ambas, bonita maniobra si no fuera porque no había espacio suficiente para ejecutarla. Los primeros de cada columna chocaron.
Se ha especulado con que Tryon se confundiera en los cálculos o la orden fuera ambigua. El caso es que varios oficiales se dieron cuenta del error y lo señalaron, pero la obediencia a las órdenes se impuso sobre la lógica de una manera similar a aquella jornada en Balaclava que condujo a la descabellada carga de la Brigada Ligera.
La pérdida del Victoria está considerado uno de los mayores desastres navales de la marina británica junto con la muerte de Nelson y el hundimiento del Hood. Ha provocado ríos de tinta de expertos en navegación, y en su estupendo libro Sobre la psicología de la incompetencia militar (Anagrama, 1977), Norman F. Dixon lo utiliza como ejemplo de adónde conducen "una acentuación de la importancia de la obediencia ciega y la lealtad a expensas de la iniciativa y la innovación en los niveles inferiores del mando".
Babelia
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