_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Quién está detrás?

Entre las conclusiones que IU presentará en la comisión de investigación del 11-M que se reune el día 7 destaca la que considera que la atribución de la autoría a ETA no se debió a un error o a un análisis incorrecto de los datos sino que respondió a "una estrategia planificada"del Gobierno del PP. Al ex ministro Acebes le acusa de haber mentido durante la crisis y en su comparecencia ante la comisión.

La convicción inicial de que había sido ETA la compartía mucha gente, incluyendo la policía francesa, Ibarretxe y Felipe González. Como escribió este último, ETA era "tan capaz de hacer una barbaridad semejante como los que la hicieron" (EL PAIS, 8-5-04). Contra esa hipótesis no podría argumentarse que ETA siempre avisa, o que no realiza atentados indiscriminados o que los 500 kilos de dinamita interceptados en Cuenca los pensaban hacer estallar en un polígono industrial. Hay antecedentes que refutan esas razones, y también la de que nunca antes había movilizado ETA a tantos activistas a la vez. Lo hizo en al menos una ocasión: en el intento de asalto al cuartel de Berga, en 1980. El argumento más solvente en contra de la autoría de ETA lo dio Rafael Vera: que precisamente porque la policía acababa de frustrar el intento de un gran atentado era improbable que los terroristas hubieran podido organizar otro de esa envergadura en tan sólo diez días.

Entre hipótesis, la de ETA era la más verosímil, pero ninguna podría prevalecer contra los hechos. Parece claro que el Gobierno pensaba que le convenía más la de ETA, aunque tal vez no era así: el éxito de la política antiterrorista, baza electoral central del PP, habría podido volverse en contra ante un atentado de ETA que produce tantas víctimas como las registrados desde 1990. Es defendible la idea de que lo que determinó el resultado fue que muchos abstencionistas potenciales hicieron caso a los políticos de todos los partidos y medios de todos los colores que pidieron llenar las urnas como respuesta al desafío terrorista. Con independencia de que fuera ETA o Al Qaeda. A no ser que...

El papel del CNI filtrado en julio a El Mundo sobre una conversación entre Otegi y Carod Rovira vino a recordar cuál era el argumento central del PP desde enero: que el PSOE era rehén de alguien que había intentado pactar una paz por separado con ETA. Cuando se conoció lo de Perpiñan, muchos dijeron: esto da la mayoría absoluta al PP. Tal vez alguien vio la posibilidad de reavivar ese diagnóstico acusando al PSOE de estar aliado con quien había pactado con los autores de la matanza de Madrid. Para eso, tenía que ser ETA; y había que rechazar la posibilidad de una comparecencia conjunta de Aznar y Zapatero.

¿Mintió Acebes? Más bien sesgó a su favor los datos que le daba la policía; para poder hablar de mentira u ocultación en sentido estricto habría que demostrar que impidió o retrasó la investigación sobre la pista islámica para intentar llegar al día 14 con la hipótesis de ETA. Pero no hay indicios de tal cosa. Por tanto, pudo haber organizado su defensa argumentando: no mentimos, pero es evidente que, como muchos de ustedes, nos equivocamos. En lugar de eso finalizó su intervención en la comisión volviendo a la hipótesis inicial: sin descartar a ETA y preguntando "quién está detrás" con el argumento de que no resulta creíble que unos delincuentes comunes diseñen un atentado que llevó a "derribar" un gobierno (a "cambiar el curso de la historia de España", en la versión del portavoz en la comisión, J. I. del Burgo). "¿Quién" -pregunta Acebes- "programó al detalle la sucesión precisa de los acontecimientos [incluyendo] el día y la hora de la reivindicación?". "Demasiadas casualidades", concluía en una entrevista publicada el 15 de agosto en La Razón. Y esto ya es paranoia: la búsqueda obsesiva de indicios que confirmen la existencia de una conspiración que explique lo inexplicable: la derrota del PP.

¿Quién está detrás? Pues seguramente los mismos que lo han estado de otros muchos atentados antioccidentales recientes. En el último número de la edición española de la revista Foreign Policy se reproduce un documento sobre España difundido en diciembre pasado en un foro islamista de Internet. El texto recomendaba "aprovechar al máximo la proximidad" de las elecciones para "propinar golpes dolorosos", ya que "el Gobierno español no soportaría más de dos o tres golpes" antes de verse "obligado a retirarse" [de Irak].

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_