Los problemas de los profesores interinos

Estamos a punto de comenzar el nuevo curso escolar y me gustaría tratar un tema que sin ser esencial, sí creo que muestra un aspecto importante de la situación del Departamento de Educación. La anterior consejera dejó en herencia una norma de contratación de interinos-sustitutos que a muchos nos parece perversa en sus intenciones y en sus resultados. El profesorado no funcionario es contratado según las vacantes. Año tras año y por razones diversas siempre faltan profesores. Hasta hace unos años estas vacantes se cubrían siguiendo un orden de antigüedad. Los profesores que llevaban más tiempo trabajando tenían prioridad para escoger destino. Si quedaban o se producían nuevas vacantes iniciado el curso eran ocupadas por los profesores con menos experiencia. Hasta aquí el sistema era claro, pero no resolvía todos los problemas.

La consejera Carme Laura Gil impuso un sistema nuevo de distribución de las vacantes que vino no a sustituir, sino a añadirse al anterior. Consistía éste en permitir que las direcciones de los centros seleccionasen a los profesores confirmándolos para el siguiente curso. Además, y por el mismo sistema, aparecieron los profesores confirmados para atender a la diversidad. Total que hoy tenemos tres sistemas de contratación de profesores interinos substitutos.

No entraré a analizar las intenciones de la consejera, pero sí los resultados. Muchos profesores se ven obligados a solicitar la confirmación por miedo a quedarse sin trabajo en el siguiente curso, ya que la antigüedad ha dejado de ser el primer criterio de selección. La medida comporta, pues, la práctica desaparición de la libertad de movimiento, especialmente grave para los profesores que tras muchos años de desplazarse por Cataluña ven cómo se les cierra la puerta y no podrán aspirar a trabajar en su sitio de residencia. Hay, además, agravio comparativo, ya que otros profesores con menos años de trabajo, sí lo logran.

No me esperaba que el Gobierno del tripartito, ese gobierno de izquierdas, mantuviese normativas tan claramente orientadas a reforzar el poder del Estado (o de los funcionarios), tan claramente pensadas para limitar las libertades de los trabajadores usando la confusión y la división entre los que son protegidos por la ley y los que no.

La situación del profesorado interino-sustituto cuando se alarga en el tiempo se convierte en injusta porque éste pasa a una implícita tercera categoría laboral al negársele una igual retribución, el acceso a la corresponsabilidad en la dirección de los centros y otros beneficios laborales a los que ahora ha de añadir la pérdida de libertad de movimientos.

Solucionar estos problemas sería bueno para todos. ¿Será necesario tratar a este gobierno como al anterior? ¿Tendremos que movilizarnos en los centros escolares y en las calles? ¿Se impondrá la evidencia, el diálogo y la transparencia? Invito al Departamento de Educación a no darle la espalda a los interinos-sustitutos.