Simbología franquista
En el paseo Marítimo de Estepona la historia huele a agua estancada. Un escultor nada original y una corporación tristemente neófita deciden vestir de blanco y negro una de las zonas más neurálgicas de la ciudad. El motivo es un niño bombacho rodando una peseta. Una peseta como homenaje a esta desaparecida moneda. La peseta en cuestión no es otra que la que durante años circuló por el país disfrazada de águila y yugo. Simbología anticonstitucional en un paseo de ciudadanos libres.
Esta carta nace como voz de denuncia pública para crecer como denuncia firme ante el Tribunal Constitucional. Sólo un acto de cordura histórica-racional por parte de la corporación frenará los pasos (firmes y seguros, la ley está de mi parte) que, quien firma, está dispuesto a dar.
No cabe lectura alguna que justifique el vértigo moral que esta escultura produce.
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