Una compañía en el aire

Alitalia solicitará la suspensión de pagos a menos que los sindicatos acepten nuevas condiciones laborales antes del próximo 15 de septiembre, señala Paolo Marras, miembro del sindicato Sult de miembros de tripulación de cabina. Marras es uno de los representantes de los trabajadores que se ha reunido hace unos días con Giancarlo Cimoli, el responsable ejecutivo de Alitalia.

Cimoli está negociando con los sindicatos un plan estratégico para devolver la rentabilidad a la empresa. El Gobierno del primer ministro Silvio Berlusconi, que posee un 62% de Alitalia, despidió a dos antecesores de Cimoli tras repetidas huelgas en los cuatro primeros meses del año contra los planes de reducción de plantilla. "Somos conscientes de que la situación es muy difícil", reconoce Marras. Pero al mismo tiempo afirma que "no estamos preparados para llegar a acuerdos que supongan recortes de plantilla".

Las pérdidas netas del primer trimestre han aumentado hasta los 330 millones de euros, desde los 315 millones registrados un año antes

"Alitalia está prácticamente acabada", opina Matteo Serio, que gestiona activos por valor de 240 millones de dólares en Effe Gestioni, en Milán, y no tiene acciones de la aerolínea. "Alitalia es un ejemplo típico del capitalismo italiano. No es competitiva con respecto a las compañías europeas".

Y es que Alitalia no ha alcanzado sus objetivos de ingresos durante los tres últimos meses y una media del 12% de los empleados de la empresa no acuden a trabajar a diario, según considera el propio presidente de la compañía. Cimoli, que está intentando impulsar las ventas un 4,7% en este año, para alcanzar los 4.300 millones de euros, podría separar las operaciones de pasajeros y de servicios de la aerolínea en divisiones independientes y podría solicitar más capital a inversores privados.

Las pérdidas netas de Alitalia correspondientes al primer trimestre han aumentado hasta los 330 millones de euros, desde los 315 millones registrados un año antes, debido en parte a las huelgas. La aerolínea obtuvo una garantía del Gobierno italiano para recibir un préstamo de emergencia de 400 millones de euros para mantenerse a flote hasta que el plan de reorganización comience a funcionar. La empresa deberá devolver los fondos en un periodo de doce meses.