Berlín y Buenos Aires dialogan sobre sus traumas y talentos

El 10º aniversario de la hermandad entre Berlín y Buenos Aires se conmemora en la capital alemana con un gigantesco festival cultural Buenos Aires-Berlín 2004 que comienza este fin de semana y se prolongará hasta finales de octubre. Música, ciclos de cine, literatura, coloquios, tango, instalaciones artísticas, exposiciones, teatro y fotografía, más mucho diálogo y reflexión sobre la crisis como laboratorio para la creación o un debate sobre La política de la crisis permanente: El caso argentino. Al mismo tiempo, en la capital argentina se celebrará el festival Diálogos Berlín-Buenos Aires casi paralelo, del 6 de septiembre al 8 de octubre.

Durante dos meses, Berlín se llenará cada día con actividades culturales relacionadas con Buenos Aires, que a 12.000 kilómetros de distancia es la más alejada de las 17 ciudades hermanas de la capital alemana. Se podrá acudir desde a un simposio literario sobre Roberto Arlt y Alfred Döblin a los más recientes documentales sobre los piqueteros, a una exhibición de tango o a la ópera María de Buenos Aires, de Astor Piazzolla.

Peter Birle, del Instituto Ibero-Americano de Berlín, escribe en el prólogo del catálogo presentado ayer a la prensa: "Berlín y Buenos Aires son dos ciudades con una historia cambiante marcada por crisis, transformaciones y periodos oscuros". Invita Birle a descubrir "las similitudes históricas urbanas, culturales y sociales entre las dos metrópolis y cómo en ambas ciudades se procura a través de diversas iniciativas y monumentos mantener la memoria en torno a los traumas y los horrores de la historia".

El comienzo solemne del festival Buenos Aires-Berlín 2004 será un concierto en la Staatsoper (Ópera Estatal) Unter den Linden con su director musical Daniel Barenboim al piano y otros argentinos como el maestro clarinetista Giora Feidman y la mezzosoprano Bernarda Fink. Todos ellos son hijos de emigrantes o exilados, exponentes palpables de la cultura de Buenos Aires, ciudad que acogió un sinfín de emigraciones de todas las tendencias: desde los judíos que consiguieron evitar el Holocausto a los nazis que allí se escondieron tras el final de la II Guerra Mundial. Como consecuencia de este diálogo cultural transatlántico, se firmará un acuerdo de cooperación entre la berlinesa Staatsoper y el teatro Colón de Buenos Aires.

La tragedia argentina de los años setenta encuentra abundante expresión en varias de las actividades y obras del festival. Este sábado se inaugura en el Museo Judío de Berlín la exposición de fotografía Buena memoria de Marcelo Brodsky que recuerda a los chicos de su clase del liceo asesinados y contiene las fotos de familia de su hermano Fernando, uno de los miles de desaparecidos. Hoy se abre la exposición Identidad, en la que 13 artistas exponen su trabajo en colaboración con las Abuelas de la Plaza de Mayo que buscan sus nietos desaparecidos o secuestrados. El alcalde de Berlín, el socialdemócrata Klaus Wowereit, constata también paralelismos entre las dos ciudades hermanas: "Un pasado reciente marcado por las dictaduras, el repudio que hasta hoy se les expresa y los esfuerzos para zanjar las cuentas con esta historia. También está la importancia de las migraciones en ambas metrópolis: Buenos Aires es la más europea de las capitales suramericanas".

Sostiene el alcalde Wowereit que "Berlín es la capital mundial. Por supuesto, después de Buenos Aires". Y está claro que el tango ocupa una buena parte del festival. Este sábado se celebra en la capital alemana la llamada Larga noche de los museos con todos los museos de la ciudad abiertos hasta la madrugada. Con este motivo, en el Instituto Ibero-Americano se dedica ya un extenso programa dentro del festival que se inicia con una lectura y un documental sobre el escritor Julio Cortázar, sigue con interpretaciones y baile de tangos y concluye a la madrugada con la proyección de la película Tango, de Carlos Saura.