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Reportaje:

Los grafiteros de Debod

Egiptólogos españoles identifican 110 inscripciones coptas, árabes y napoleónicas en los muros del templo nubio instalado en Argüelles

Ya son 110 los grafitos descubiertos, fotografiados por procedimientos digitales y debidamente copiados para su estudio científico documental sobre los muros del templo egipcio de Debod, que hoy luce en el barrio de Argüelles, no lejos de la plaza de España.

Fieles, saqueadores, aventureros y viajeros, tanto de religión cristiana copta como islámicos o animistas, bien occidentales o norafricanos, dejaron sobre las paredes del recinto religioso marcas de su paso por él a lo largo de 21 siglos. Esas marcas componen un patrimonio testimonial de alto valor, complementario de las escrituras jeroglíficas que jalonan el templo.

Fue traído desde Nubia a Madrid piedra a piedra en 1968 para salvarlo, con otros cinco templos nubios, de su perpetua anegación por las presas gigantes del río Nilo. Ahora, en Madrid cada año lo visitan 130.000 personas.

El hallazgo de los grafitos, que pronto será editado, ha sido realizado por un equipo universitario canario-madrileño. El grupo, dirigido por el profesor de la Universidad de La Laguna Miguel Ángel Molinero y por Alfonso Martín Flores, jefe de la División de Investigación Arqueológica del Museo Municipal de San Isidro, ha empleado técnicas digitales que, al decir del profesor Molinero, "permiten una mayor versatilidad en el tratamiento de los vestigios documentales, ya que facilitan su copia y el estudio sobre ésta, y queda así garantizada la integridad de los grafitos originales".

De las grabaciones encontradas en Debod, muchas de ellas fueron inscritas sobre muros interiores del templo egipcio a lo largo de una etapa -posfaraónica- comprendida entre las dos centurias previas a nuestra era y el siglo XIX. "Se trata de trazos realizados en los muros bien por frecuentadores de Debod con propósitos devocionales, de execración o meramente testimoniales". Así lo explica Alfonso Martín Flores, especialista en historia antigua y conservador del templo.

Las inscripciones son de diferentes tipos. Las más antiguas son las denominadas proskinemas, o pequeñas oraciones redactadas al modo de aforismos, en las que los fieles solicitan distintas mercedes a los dioses del templo. Vienen luego las muescas trazadas durante la época cristiana, generalmente cruces mediante las cuales se perseguía conjurar la influencia demoniaca atribuida por estos creyentes a las divinidades allí invocadas. Posteriormente, se han recopilado dibujos de origen medieval, que consisten en camellos y caravanas donde aparecen varias representaciones de figuras humanas.

También han sido hallados grafitos de la época en la cual Nubia fue arabizada, en torno al siglo X. Se trata del anagrama conocido como bismillah, de glorificación de Alá. Por último, figuran signos de viajeros y aventureros occidentales del siglo XVIII y del XIX, éstos a partir de las expediciones napoleónicas del comienzo de aquella centuria, cuando comenzaron a ponerse de moda, entre las élites europeas, las visitas a Nubia.

Tras la investigación realizada por el equipo canario-madrileño, se han podido anotar más de un centenar de inscripciones. Destacan, por su nitidez, crismones coptos, caravanas árabes, invocaciones islámicas y grafitos más recientes, como las del viajero inglés John Bowes Wright, realizada sobre Debod en 1818 y la de Jacques Rifaud, dibujante, pintor y aventurero, que visitó la zona entre 1810 y 1820.

Rifaud se puso a las órdenes de Gian Battista Belzoni, un hombre de acción italiano que trabajó para el cónsul británico y para el gobernador turco -pachá- en El Cairo, por cuyo encargo descubrió las magníficas construcciones de Abú Shimbel, que glorificaron la figura de Ramsés II y de Setis I, su padre. Componen el documento más impresionante del imperialismo faraónico en Nubia.

"Todos los grafitos y las rúbricas han sido fotografiados digitalmente con distintos tipos de iluminación, para extraer de ellos toda la información posible", explica el profesor Molinero.

Debod es, quizá, el más importante templo nubio del mundo fuera del territorio de Egipto, ya que es el único vestigio de la etapa de la monarquía de Meroe y de su rey Adijalamani, sobre el que conserva hasta 18 paneles con escrituras y dibujos a él dedicados. Así lo explica el responsable de investigaciones arqueológicas del Museo Municipal de San Isidro, Alfonso Martín Flores.

Debod estaba enclavado sobre territorio de Nubia, fronterizo con Sudán. La necesidad del Estado egipcio por regular las crecidas del Nilo mediante un sistema de represas mantuvo el templo inundado nueve meses al año durante cinco décadas. Ante la inminencia de la construcción de la presa de Asuán (en 1960), la Unesco hizo un llamamiento internacional para preservar el rico patrimonio histórico de la zona. En agradecimiento por la ayuda prestada al salvamento de los templos de Abu Shimbel, Egipto donó Debod a España.

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