Las mujeres suponen ya el 70% del profesorado no universitario
La presencia femenina supera el 50% en todos los tramos, menos FP
La educación no universitaria resulta cada vez más un asunto de mujeres en la comunidad autónoma. Ésta puede ser la conclusión tras comprobar cómo se ha disparado la presencia femenina en la plantilla del profesorado vasco durante los últimos años, tanto en la red pública como en la privada concertada. Siete de cada diez docentes de enseñanzas no universitarias son mujeres, según los últimos datos del Departamento de Educación, que confirman el imparable avance de la feminización del sistema. La presencia dominante de la mujer es común en casi todas las etapas educativas. Únicamente la Formación Profesional se mantiene como un coto masculino.
La profesión docente ha sido mayoritariamente femenina, pero en los últimos cursos se ha acentuado la entrada de mujeres. En Educación Infantil (de tres y seis años), el primer ciclo de la enseñanza, incluso, lo sorprendente es encontrar hombres en las aulas. Así, más del 90% de los docentes en esta etapa son mujeres. En Educación Primaria, se llega al 79%, porcentaje que va descendiendo paulatinamente en Educación Secundaria (64,8%), Bachillerato (59,5%) y Formación Profesional, donde las mujeres son minoría, con un 33% del total del profesorado. Todos estos datos corresponden a la red pública, integrada por cerca de 18.000 profesionales, pero son extensibles a la red privada, con más de 11.000 profesores, aunque en algunos tramos, como la Educación Infantil, la presencia aún es mayor: un 95%.
Aunque la numerosa presencia de mujeres es común en los sistemas educativos de las comunidades autónomas, en Euskadi resulta todavía más patente. Francisco Javier Murillo, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid y ex asesor del Ministerio de Educación, apunta que el País Vasco es la comunidad cuyo sistema de enseñanza está más feminizado, con más profesoras dando clase que en ninguna otra comunidad. "Se trata de un dato objetivo que tiene su explicación en una de esas leyes que se cumplen perfectamente en el Estado: cuanto mayor es el desarrollo económico de una comunidad, más mujeres hay en la enseñanza". Como dato apunta que frente al 69% de mujeres en el País Vasco, Andalucía cuenta con un 56,6% de profesoras y Extremadura, con un 58,9%.
A corto plazo no se vislumbra un cambio de tendencia, ya que las escuelas de Magisterio que existen en la comunidad autónoma siguen nutriéndose sobre todo de chicas que aspiran a impartir clase cuando concluyan su periodo de formación.
Compatibilidad
Sólo algunas especializaciones dentro de la diplomatura de Magisterio, como la Educación Musical o la de Lenguas Extranjeras consiguen elevar la matriculación de hombres.
Mila García de la Torre es una maestra de Primaria que ejerce en un colegio de Vitoria. En su opinión, la masiva presencia de mujeres en el sistema educativo tiene mucho que ver con el hecho de que para acceder al puesto, al menos en la red pública, es preciso pasar unas oposiciones. "En el examen los hombres y las mujeres tenemos las mismas posibilidades, no hay ningún tipo de favoritismo, como sí existe en otros trabajos del sector privado". Además, el convertirse en funcionaria le permite a la mujer disponer de un horario y hacer una jornada compatible con otras labores, como las de atender a la familia. "Las mujeres seguimos con la doble jornada laboral: la profesional y la doméstica. La única manera de hacer compatibles ambas es trabajando en el sector público con un horario fijo. En la empresa privada todo es mucho más complicado para las mujeres", apostilla.
Encontrar en las aulas de una escuela dedicada a la Educación Infantil a un maestro es cada vez más complicado. A pesar de eso, Mikel, quien trabaja como educador en una escuela infantil municipal de Vitoria, no se siente raro. "Estaría bien que hubiera más hombres dedicados a la enseñanza en esta etapa, pero una gran parte de la gente lo ve como un trabajo de mujeres y no estoy de acuerdo con esa apreciación". Él opina que lo ideal sería que un hombre y una mujer pudieran formar la pareja educativa que existe en cada aula de estas escuelas, aunque esa posibilidad parece muy lejana. "Los niños se sienten más seguros con un chico y una chica como maestros al darse cuenta de lo complementarios que pueden resultar".
Lo que ya parece imposible es que dos varones puedan formar la pareja de maestros en un aula. "Alguna vez hemos coincidido dos chicos y nos han salido bien las cosas. Pero es algo muy inusual coincidir con otro chico", reconoce.
Esther lleva varios años como maestra en una escuela infantil de Vitoria. Aunque asegura que la vocación le llevó hasta las aulas, reconoce que la educación recibida conduce a las mujeres inevitablemente hacia ciertas profesiones. "Las mujeres no tienen ningún impedimento en mostrar sensibilidad hacia los niños, hacia los mayores,... cuestiones que los hombres dejan trascender con mayor dificultad".
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