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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Lo que diga don Manuel

Todo apunta a que el sucesor de Fraga como candidato del PP en Galicia será el propio Fraga

Al final de esta legislatura autonómica de Galicia, en otoño de 2005, Manuel Fraga Iribarne estará a punto de cumplir 83 años, los últimos 16 al frente del Gobierno gallego. Una edad como para reflexionar sobre si optar a un nuevo mandato, tanto como jefe del Ejecutivo como del partido. A un año de las elecciones (que la oposición tiene claro además que se adelantarán para aprovechar el mal momento del BNG y antes de que se consolide más el Gabinete de José Luis Rodríguez Zapatero), sin embargo, no hay información oficial ni a favor ni en contra de la continuidad. Pero todo apunta a que el sucesor de Fraga será, una vez más, el propio Fraga.

Desde que, mediada su segunda legislatura, Fraga aseguró que no se volvería a presentar, la decisión final se ha desarrollado fiel al mismo esquema. Primero, desmentidos rotundos sobre la posibilidad de un nuevo mandato. Segundo, declaraciones ambiguas al respecto, dejando el asunto más en manos de la providencia que en la decisión del partido. Tercero, constatación de que la providencia, Galicia y su propio estado físico dan su visto bueno. Cuarto, los dirigentes del PP se apresuran a considerar muy positiva una nueva candidatura de Don Manuel. Quinto: a la vista de todo lo anterior, Fraga acepta sacrificarse de nuevo. La política gallega atraviesa ahora la fase cuatro.

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"Ya lo he dicho que es, efectivamente, la última vez. Yo lo voy a dejar cuando cumpla el próximo mandato (...) ¡Esto es lo que hay, y punto!", declaraba Fraga el 18 de marzo de 2001 a EL PAÍS. "Sería algo contra natura" presentarse de nuevo, remachó en octubre pasado. Sin embargo, seis meses después aleccionaba a los jóvenes del PP para trabajar en la campaña de las europeas: "Yo soy un joven de 81 años, pero todavía me las tengo tiesas". No hace todavía un mes, el "patrón" dijo que decidiría su futuro "en su momento", pero dejó constancia de su estado anímico actual: "Estoy en forma para cualquier cosa", "trabajo desde las seis de la mañana hasta las tantas de las noche, 10 veces más que el promedio de la gente".

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Naturalmente, los dirigentes del PP de Galicia se han mostrado de acuerdo. "Es muy difícil, prácticamente imposible, sustituir a una personalidad así", enfatizó el consejero de Cultura, Jesús Pérez Varela. "Es una personalidad tal que a lo largo de un siglo sólo surgen dos o tres como él. El listón está muy alto", aseguró el barón de Lugo, Francisco Cacharro. El consejero de Política Territorial, Alberto Núñez Feijóo, incluso calificó el debate sobre la sucesión de Fraga como "una desconsideración a su persona".

En una de esas ocasiones en que el líder dio por hecha su renuncia, dirigentes del PP pusieron de moda la frase "lo que diga Don Manuel". Servía tanto para mostrar alegría como pesaroso acatamiento, porque entonces, el delfín no podía ser otro que Xosé Cuiña, secretario general del partido. Tanta espera, o tanta prisa, aumentó el número de aspirantes al delfinato y Cuiña acabó siendo víctima (prácticamente la única) de la gestión del Prestige.

Coincidiendo con el congreso regional del partido, que se celebrará después del nacional, en otoño, estaba más o menos prevista la designación de un vicepresidente de la Xunta, pero tampoco está claro que se haga, o que la vicepresidencia acarree la designación como sucesor, o de ser así, que el cargo sea para dentro de cuatro años. Las quinielas de candidatos a ese teórico puesto incluían desde el propio Cuiña a la ex ministra Ana Pastor y sobre todo al consejero de Medio Ambiente, Xosé Manuel Barreiro, y a Núñez Feijóo.

Éstas fueron o son las apuestas de las dos grandes corrientes del PP, que el barón de Ourense, José Luis Baltar, bautizó como los de la "boina" (los de extracción rural, que recaudan votos) y los del "birrete" (los urbanos).

De seguir el PP en el Gobierno de Madrid, todo apuntaría a que el aparato del partido intentaría forzar un sucesor del "birrete" (Núñez), pero ahora, sin el paraguas de lo que Fraga denominaba "Gobierno amigo", está todo menos claro que nunca. En el congreso del PP gallego, un Mariano Rajoy (que la semana próxima tiene previsto visitar a Fraga) recién consolidado en el congreso nacional del PP tendrá más autoridad, pero los que le conocen saben que, al igual que los obligados a cumplir el servicio militar tenían la pesadilla recurrente de volver a filas, la de Rajoy es tener que ver con la política gallega.En resumen, como aseguró Cacharro, uno de los más conspicuos "boina", "los tiros se orientan a que Fraga volverá a presentarse". Lucense como Cacharro, el secretario de Organización del PSOE, José Blanco, ha expresado la misma opinión. Fraga lo llamó sicofante (calumniador). "Si se presenta estará engañando a los ciudadanos porque hace cuatro y ocho años dijo todo lo contrario. En lugar de sicofante, debería llamarme pitoniso", repuso Blanco.

Otro socialista, el alcalde coruñés Francisco Vázquez, que mantiene excelentes relaciones con el líder conservador, se mostró convencido de que el presidente de la Xunta utiliza "la incertidumbre y la imprescindibilidad de su persona como eje de la campaña. François Mitterrand utilizó la misma táctica y salió reelegido", explicó.

Fraga ya envió un recado a los que, como el secretario del PSdG, Emilio Pérez Touriño, aventuran que la presidencia de la Xunta "no va a depender de que se presente Fraga o no". "Hay gente optimista, pero ya pasó por la lona la vez pasada. Lo mismo que todos sus predecesores", respondió el veterano.

Para desbancar al PP, la aritmética electoral exige una coalición PSdG-BNG, y si en las últimas convocatorias ha fallado la aportación socialista, en las próximas las encuestas conjeturan que serán los nacionalistas los que tendrán dificultades. Los nacionalistas han perdido en las generales 100.000 votos respecto a las anteriores. A pesar de ello el nuevo líder del BNG, Anxo Quintana, recuerda a Fraga que él "no ha pasado por la lona" y le anima a presentarse: "Queremos poder retirarlo en las urnas".

Las encuestas tampoco aportan luz sobre la mejor decisión. En el PP manejan dos sondeos: uno sólo les garantiza la mayoría absoluta si Fraga se presenta y el otro no se la asegura con Fraga como candidato. Se como sea, finalmente, Don Manuel sucederá a Don Manuel, bien por la imposibilidad de consensuar un sucesor o por el deseo que ha reiterado el patrón de "morir en la plaza, como un buen torero".

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