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La saturación de las cárceles, con 59.199 presos, provoca "un aumento de la tensión"

Mercedes Gallizo: "Estoy preocupadísima porque hay mucha gente y con muy poca actividad"

Jorge A. Rodríguez

La saturación de las cárceles, que ya albergan a 59.199 presos, ha provocado "un aumento de la tensión" entre los reclusos. "Estoy preocupadísima porque hay mucha gente y con muy poca actividad, lo que en una situación de hacinamiento se traduce en peleas e incidentes", asegura Mercedes Gallizo, directora general de Instituciones Penitenciarias. Interior tiene proyectadas siete nuevas cárceles, pero faltan años para que estén listas. Gallizo va a abordar "una relectura" de la Ley General Penitenciaria, que este año cumple 25 años, y programas de tratamiento centrados en la formación profesional y el trabajo productivo.

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"Las cárceles están muy saturadas", asegura Gallizo, "y por el sistema de organización penitenciaria [penados, preventivos, reincidentes, aislamiento, hombres y mujeres] los recursos no siempre pueden ser utilizados de manera óptima".

Las reformas legales que abordó el Gobierno del PP -que limitó los beneficios penitenciarios, prolongó las penas e incrementó el número de motivos de reclusión- han provocado este aumento de la población penal y de la tensión. "Ellos no creían en la reinserción, pero yo sí creo y por eso estoy aquí, si no, no hubiera venido. No se resuelve todo mandando a la gente a la cárcel, porque convierte a los centros en ingobernables e inefectivos para la rehabilitación y reinserción en la sociedad", dice Gallizo.

La situación de los 66 centros bajo la égida de Interior (la Generalitat de Cataluña gestiona los penales de dicha comunidad), con unas 40.000 plazas, albergan ya a 51.220 presos (a fecha 13 de agosto). En Cataluña, por su lado, están encerradas 7.979 personas en sus nueve prisiones.

Esta situación de saturación, que Gallizo califica de "una de las herencias catastróficas que ha dejado el PP", favorece "objetivamente los incidentes, aunque hasta ahora no hay brotes fuertes, pero antes de que surjan hay que prevenir y ya estamos haciendo cosas, para que la gente no esté en los patios en la situación actual de hacinamiento", asegura la directoral general. La situación es tal que sólo cinco de las 66 cárceles españolas no están saturadas, según una respuesta del Gobierno al diputado del PP Ignacio Gil Lázaro. Además, no todos los centros están en buen estado, ya que 31 prisiones, casi la mitad, se encuentran en "situación de deterioro".

La comunidad autónoma que tiene "el problema más importante es Canarias y es lo más urgente", según Gallizo, porque "cuando ya no cabe gente allí hay que trasladarlos a la Península, con la penalidad añadida que supone". Instituciones Penitenciarias pretende construir allí un penal nuevo pero, paralelamente se están buscando "soluciones a más corto plazo", que podrían ser "edificios públicos ya construidos", como cuarteles, que podrían traspasarse a Interior para readaptarlos como cárceles.

Las soluciones y medidas que propone Gallizo para aliviar la situación de las cárceles son, entre otras, las siguientes.

- Siete cárceles nuevas. Ya están en trámite (en algunos casos incluso ha comenzado el movimiento de tierras) la construcción de cuatro cárceles en El Puerto de Santa María (Cádiz), Morón de la Frontera (Sevilla), Albocasser (Castellón) y Estremera (Madrid). "Estamos preparando un nuevo plan de construcción de centros, que antes tiene que ser aprobado por el Gobierno, para construir centros en Navarra, Ceuta y Canarias. Luego está el asunto del País Vasco, que también necesita un centro, pero ése es un tema más complejo", según Gallizo.

- Obras de reforma. Un total de 31 centros están en situación de deterioro, por lo que se está elaborando un nuevo proyecto presupuestario para renovación y mejoras, al tiempo que se ha solicitado una partida económica para abordarlo entre 2005 y 2008.

- ¿Una celda, un preso? Eso es lo que debería ser, pero a la vista de la situación de las prisiones, parece un objetivo inalcanzable. "Eso no es una cosa idealista o una utopía, es un mandato legal para garantizar una forma de vida en prisión, porque tenemos el sistema penitenciario más progresista del conjunto de Europa", sentencia Gallizo. "Yo no puedo controlar cuándo puede llegarse a eso, porque no sé si el Parlamento va a decidir, por ejemplo, más penas de cárcel por una infracción de tráfico", agrega.

- Terceros grados. La directora general afirma que no pretende flexibilizarlos, sino eliminar "trabas burocráticas innecesarias". Sí se concederán a quienes tengan un pronostico favorable de reinserción, aunque no haya pagado la indemnización a la que fue condenada. Se verá caso a caso. Además, Gallizo va a revisar el plan de construcción de Centros de Inserción Social (CIS, donde van a dormir los presos en tercer grado) para que tengan mayor número de plazas. "Eso también puede descongestionar los centros penitenciarios". La directora general pretende que el Gobierno actual "haga una reflexión" sobre los terceros grados. "La privación de libertad es el mayor castigo y la forma de compensar ese delito, y yo eso no lo comparto, pero esa no es mi función, sino la del legislativo o del Gobierno", alega.

- Control electrónico. Gallizo cree que los sistemas de control electrónico de presos (las pulseras o tobilleras que permiten un control de los reclusos en tercer grado para que ni siquiera tengan que ir a dormir a prisión) deben extenderse. "Habría que multiplicar su uso, por 10 si hiciera falta". La pretensión es que se aplique este sistemas a "personas con responsabilidades familiares, con trabajo, sin riesgo de reincidencia, que le ha podido salir un juicio cinco años después del delito, cuando era drogodependiente y ahora no lo es", pero siempre se dará este beneficio "con rigor y responsabilidad".

- Ley General Penitenciaria. Este texto legal cumple ahora 25 años y, como mínimo, Gallizo estima que necesita "una relectura". "Creo que tenemos que hacer una relectura y voy a proponer que se haga un grupo de trabajo para esa relectura, para que veamos si sigue siendo adecuada a la situación que hay 25 años después", explica.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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